Aunque se decía que no debía obsesionarse, Nate estaba inquieto. Siempre se le había inculcado que no debía quedarse atrás, que ganar era un requisito indispensable.
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Aunque se decía que no debía obsesionarse, Nate estaba inquieto. Siempre se le había inculcado que no debía quedarse atrás, que ganar era un requisito indispensable.
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El mundo era un sitio muy pequeño para esconderse.
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Dominika explicó muy seria que, cuando sonaba música o cuando su padre le leía en alto, la habitación se llenaba de colores
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Después de doce horas de Ruta de Detección de Vigilancia, Nathaniel Nash se sentía entumecido de cintura para abajo
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El mundo era un sitio muy pequeño para esconderse.
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10 negritos