El expreso de Tokio

Una novela, en la que se puede decir realmente, que los trenes son los verdaderos protagonistas. Una historia de intriga donde su autor nos presenta fielmente y con absoluta precisión los horarios de los trenes, su recorrido, las paradas… en una ingeniosa trama que nos hace realmente subir al tren y viajar por el sur de Japón pero también llegar al norte.

La verdad es que es muy curioso este aspecto de la novela, y realmente a mí me ha hecho sonreír esta precisión, que es totalmente real y exacta en el momento en que el autor escribe su obra, que fue publicada por entregas entre los años 1957 y 1958.

Aunque la novela, lo que pretende es acercarnos a los personajes protagonistas que, como cualquier libro de una trama policial, vamos a encontrar.

En primer lugar, a los dos jóvenes que han hallado muertos y que se nos presenta y confirma como un suicidio, puesto que encuentran junto a ellos, la botella de zumo de naranja que contiene cianuro potásico.
También a otros personajes que están relacionados con ellos, compañeras de trabajo y amistades. al sospechoso del asesinato o a los asesinos que serán seguidos y entrevistados muchas veces. Y, por supuesto, a los investigadores , que intentan averiguar cómo sucedió esa muerte de dos personas que encuentran en una playa de la isla de Kyushu, envenenados y lejos de su lugar de origen.

Y así es como iremos viajando de un lugar a otro, igual que lo hace uno de los personajes principales. Por otra parte, no deja de ser también curioso y atractivo la forma en la que se mueven los investigadores, sobre todo, el subinspector Mihara de la Policía de Tokio, que junto al policía local Jutaro Torigai, no desisten en el empeño de encontrar a los culpables de los asesinatos, ya que ellos no creen en la teoría del suicidio.

Mihara, el subinspector, busca toda las pistas, reflexiona y no ceja en su empeño de saber exactamente lo qué pasó. Para ello entrevista, viaja, consulta, averigua.
Sin embargo, sus sospechas, a veces no cuadran y cuando parece no poder encontrar ninguna pista definitiva y clara, a pesar de sus sospechas, tiene que volver a comenzar, pero, eso sí, no se detiene ante nada hasta que consigue averiguarlo todo.

Y siempre aparece algún nuevo matiz que no deja de investigar, tiene un sospechoso e intenta saberlo todo de este personaje.
Un personaje importante, Tatsuo Yasuda, que acapara toda su atención, buscando información y entrevistándolo varias veces , a él y a su familia y conocidos o amigos.
Así es como también se desplazará en tren a los diferentes lugares y recorrerá, además, todas las zonas en los viajes y recorridos que según el subinspector, realizó el sospechoso.

Yo creo que, a pesar de ser una novela que podemos calificar de novela negra, tiene personalidad propia y desde luego está construida de forma muy inteligente llevándonos hacia un final totalmente imprevisible.

Los lectores también nos empeñamos en descubrir el camino que resuelva el misterio, un camino que tenemos que desandar y volver a empezar, y aunque parezca imposible, entramos en la propuesta para descubrir la trama, que va creciendo en intensidad.

En una playa, bastante desolada aparecen dos jóvenes muertos, un funcionario y una camarera, parecen dos amantes que se han suicidado. Pero la investigación y la historia se va complicando y adquiere nuevos tintes que con la capacidad y empeño del subinspector Mihara, llegaremos a descubrir.

Aparece la corrupción de un ministerio, la relación con los asesinatos y varios personajes importantes implicados.
Aunque eso no es todo, hay mucho más, y aquí reside también una gran habilidad por parte del escritor de combinar en la trama elementos políticos, sociales y una red tan poderosa que nos va llevando hasta un gran final con auténtica precisión.

Y si hablamos del estilo, pues es directo, también formal y ordenado. Y sobre todo, nos hace pensar.

La novela negra siempre se me figura una gruta enrevesada, una cueva oscura y tortuosa que me promete la entrada a través de un hueco angosto, que se abre en su pared exterior.

La novela negra nos sirve un asunto, generalmente delictivo o cercano al delito, asuntos humanos que terminan sustanciándose a través de un desenlace dramático, en el que, habitualmente, cabrán muchas y más dolorosas pérdidas que ganancias.

La novela negra pone los escenarios y nos va presentando por orden de intervención a los personajes que sustanciará en el relato.

La novela negra es, sobre todo, una pregunta, un símbolo constante de interrogación que no dejará de replicarse hasta que el enigma, el misterio o el delito no pueda ser denunciado, no haya sido esclarecido.

Y sí, esta obra es una diferente novela negra.