Piensa en tu epitafio

Este es uno de los libros que “adopté” de la mesa de intercambio que los libreros de mi barrio ponen cuando se acerca el día del libro. Estaba allí, en una montaña enorme y nadie le hacía caso, así que se vino para casa.
He de decir que al principio no me llamaba la atención la trama, ni el personaje principal, y a punto estuve de abandonar antes de la página 40, pero al enterarme de que la autora había ganado un premio, decidí darle otra oportunidad.
Confieso que no me he enterado bien del desarrollo de la trama, los actos se van sucediendo sin ninguna razón. Os explico: un hombre visita la tumba de su abuelo y cerca se encuentra con algo que le da miedo y decide cambiar de vida y de nombre (mmmmmm, ¿cómo hemos llegado a esto?) Pues así de raro es todo lo que sigue.
Puedo pasar por alta que esté hablando en primera persona y que de golpe y porrazo cambie a tercera persona, tuve que leer varias veces por si había algo que lo justificara, pero no. Tanto los flashback al pasado de Martín, un poco turbio por cierto, como al futuro de Mateo, que no tiene tampoco muy buena pinta, es un caos sin hilar. Me ha costado seguir la lógica del protagonista, ha sido tan difícil como entender como la de mis hijos adolescentes.
Y hasta que no he llegado a la última parte, la que trata de Clara, no he entendido nada de nada, luego, según continuaba leyendo, las cosas han ido conectando y por fin han cobrado sentido.
Estoy segura de que no volvería a leerlo, de hecho, lo dejaré en la pila de libros a intercambiar para el año que viene, si lo veis gratis, podéis cogerlo, a lo mejor os gusta más que a mí.