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«𝕃𝕒 𝕗𝕖𝕝𝕚𝕔𝕚𝕕𝕒𝕕 𝕖𝕤 𝕔𝕠𝕞𝕠 𝕖𝕝 𝕙𝕠𝕣𝕚𝕫𝕠𝕟𝕥𝕖 𝕕𝕖𝕝 𝕞𝕒𝕣: 𝕤𝕖 𝕞𝕦𝕖𝕧𝕖 𝕒 𝕞𝕖𝕕𝕚𝕕𝕒 𝕢𝕦𝕖 𝕟𝕠𝕤 𝕒𝕔𝕖𝕣𝕔𝕒𝕞𝕠𝕤 𝕒 𝕖𝕝𝕝𝕒». Laura Mas nos acerca a la figura de una mujer mencionada en “El banquete” de Platón, donde Sócrates explica que “todo lo que sabe del amor lo aprendió de ella”. Se trata de Diotima de Mantinea, una alta sacerdotisa del dios Apolo, que llega a Atenas por petición de Pericles, el gobernante de la ciudad, para salvarla de una epidemia de peste en el año 440 a.C. No está claro que haya sido un personaje histórico real, pues no se menciona en otros textos de la época. Incluye párrafos de “El banquete”, repartidos a lo largo de toda la novela, explicando las enseñanzas de Diotima a Sócrates en lo relativo a Eros, al amor en el sentido más amplio de la palabra. La define como una gran mujer, pero para mí se ve eclipsada por la figura de Aspasia de Mileto, cuya existencia sí está documentada. Esta milesia, esposa de Pericles, y también maestra de Sócrates, en este caso de retórica fue, como ella, extranjera (además de mujer) y, por tanto, no gozaba de los derechos que otorgaba la ciudadanía de la polis, pero luchó por ser incluida en la vida política y cultural. Y lo consiguió, fundando incluso una escuela para mujeres, el género silenciado en el país de la democracia más antigua del mundo. Como puntos negativos (y entiendo que es habitual en las novelas históricas), para mi gusto peca en exceso de “volcado de información”, con el uso de palabras griegas para denominar enseres, mobiliario, lugares de la casa. Y los diálogos de Diotima y el filósofo son algo rígidos, al ser tomados de la fuente original de Platón. Tampoco me ha convencido el punto de intriga incluido en la trama, creo que la novela podría haber seguido otro camino. No obstante alabo el esfuerzo de la autora por una obra tan bien documentada que nos acerca un poco a la vida de las mujeres de la época y la lucha por formar parte de la sociedad y disfrutar de libertad para ser lo que cada una deseaba llegar a ser. |
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