Hierba de brujas: 39

Toti en esta nueva novela nos traslada a los pueblos y aldeas de los valles de Erronkari, Zaraitzu, Aezkoa y Erro, en el Pirineo Navarro, para relatarnos la persecución y caza de brujas que se llevó en aquellos pueblos en el siglo XVI.

Con su magistral escritura, la autora aúna en un mismo personaje a los diferentes jueces civiles que se dedicaron a perseguir de una forma casi obsesiva a personas que, por sus ideas, trabajo y cultura, eran acusados de brujería y tratos con el demonio, y condenados falsamente por la Iglesia y los jueces de los tribunales reales de Navarra. Aunque a veces, lo que buscaban eran limpiar de enemigos a los partidarios del otro bando, recién terminadas las guerras entre beaumonteses y agramonteses por gobernar el trono navarro.

Debido a estas persecuciones, fueron llevados a la hoguera y a la horca más de cien personas, mujeres y hombres, y al exilio o a la cárcel a un incontable número de inocentes, acusados falsamente de brujería

Ese malvado personaje lo encarna Pedro de Balanza, de quien en la novela se nos irá relatando toda su vida para ir observando cómo poco a poco se va radicalizando en esa fijación por encontrar a las brujas.

Por otro lado está Loredi, la séptima hija de siete hijas, que por dicho motivo también se verá marcada por el desprecio y la superstición. Las circunstancias que rodearán su vida la llevarán a ir cruzándose varias veces con el oscuro Balanza, con un alto coste para ella cada vez. Aunque en lugar de debilitarla, cada vez la hará más fuerte hasta llegar al último capítulo donde todo se cierra.

Sin embargo, la interesante trama que poco a poco se va urdiendo capítulo tras capítulo, enganchando al lector de una forma amena, se soluciona desde mi punto de vista de un modo demasiado rápido en este último episodio, en el que acontecen tantos sucesos en tan pocas páginas, que dan la sensación de buscar un final rápido, donde se cierren todos los hilos, que dejan un sabor un tanto extraño en el lector.

No obstante, me ha gustado la novela, como casi todas las de esta autora -ya sabéis que es mi favorita-, y más después del modo en que llegó a mis manos, gracias a Aída Albiar, y en el momento en que lo hizo.