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Nos encontramos ante un batiburrillo de elementos bastante típicos: magia de los elementos. Familias en guerra. Batallas por hacerse con el trono. Lucha por el poder. Herederos perdidos. Amores prohibidos. Hijos ilegítimos. Esclavos que se rebelan contra los nobles. La nobleza como la élite que se cree con derecho a todo. La historia se vehicula a través de tres personajes, lo que da lugar a tres tramas que discurren en paralelo pero que tienen un impacto en el desarrollo de las otras. Y si bien es inevitable que el lector sienta preferencia por alguno de los tres personajes principales -en mi opinión, Lya es el personaje que sufre la evolución más interesante-, debo decir que las tres tramas gozan del mismo grado de protagonismo, quedando su impacto bien equilibrado. En sí, el libro está bien. Ligero, de fácil lectura, con una narrativa con un buen equilibrio entre diálogos y descripciones. Pero la trama es bastante típica y, al menos esta primera parte, no aporta mucho de nuevo. Sin giros ni sobresaltos, siento que, aunque no me ha disgustado, tampoco me ha marcado. Habrá que ver si la historia gana profundidad en las siguientes entregas. Creo que es un libro que encajará con aquel lector que esté empezando a dar sus primeros pasos por mundos fantásticos. Para aquellos que ya hemos tenido varios encuentros con la magia, Sangre de dioses se nos queda un poco corto. |
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