Valencia Roja

“Valencia Roja” es el debut de Ana Martínez Muñoz, pero después de leerlo resulta difícil de creer, ya que parece que la autora llevase toda la vida escribiendo. La historia está al nivel, e incluso lo supera, de muchos autores de novela negra consagrados, así que desde ya se convierte en un nombre a tener muy en cuenta en el futuro del noir español, ya que estoy convencido que a los fans del género nos va a dar muchas alegrías.

En Valencia se está celebrando el primer festival dedicado a la industria del porno en la ciudad, el Valencia Roja, bajo el lema “el porno es cultura”, contando con igual número de seguidores y detractores. La normalidad se ve alterada cuando Miguel Murillo, un afamado director y productor de cine para adultos, es brutalmente asesinado. El cuerpo presenta claros signos de tortura y el escenario muestra una cuidadosa planificación y puesta en escena. La investigación correrá a cargo del equipo de la nueva jefa del Grupo de Homicidios de Valencia, Nela Ferrer, que ha regresado a Valencia huyendo de un tormentoso episodio que la llevó a abandonar Madrid.

Como buena novela negra que es, además de entretener, la historia tiene su componente de crítica social, tocando temas escabrosos y hablando de la industria del porno y del sexo sin tapujos, exponiendo lo que hay en toda su crudeza, pero sin querer dar lecciones de moralidad al lector, dejando que sea este el que saque sus propias conclusiones al respecto.

Los malos tratos, la pornografía, la trata de blancas y la educación sexual (o falta de ella) son algunos de los temas que se abordan en la historia, llevando al lector a plantearse ciertas cuestiones que quizás nunca se había planteado, ya que se encuentran completamente normalizadas en nuestra sociedad.

Una de las reflexiones más interesantes, a mi parecer, es aquella que se hace a través del personaje del Subinspector Valbuena acerca de la educación sexual que se da a los hijos, mostrando como muchas veces esta se deja de lado, dejando que sean ellos mismos los que busquen información en internet (y ya sabemos lo que pasa en internet), sin pensar en las consecuencias reales que estos puede llegar a tener en su desarrollo afectivo-sexual. Un consumo de pornografía que se inicia a edades más tempranas cada vez, junto a una falta de educación sexual, puede llevar a la aceptación de patrones repetidos en el porno como “lo normal”, lo que puede derivar en conductas violentas. Todo esto se trata de forma muy inteligente en la trama familiar del personaje.

La investigación policial se entremezcla con las vidas personales de los miembro del equipo lo que hace que, cuando llegas al final, sientas que los has podido conocer a todos un poquito, no quedándose en meros secundarios. Nela también tiene un arco de personaje que me ha resultado de lo más interesante. Es una mujer fuerte, en ocasiones un poco seca, a la que un episodio de su pasado que se va revelando poco a poco ha dejado tocada emocionalmente. Vuelve a sus orígenes para reencontrarse con quién era antes, pero mientras trata de encontrar de nuevo su sitio en la ciudad y en su trabajo (donde no todos sus compañeros ven con buenos ojos su incorporación), debe lidiar con sus propias inseguridades, las cuales amenazan con afectar su liderazgo en la investigación.

La narración engancha desde el principio porque, a pesar de ser la primera novela de la autora, se percibe una madurez en la forma y en el fondo de la historia que hace que la lectura resulte absolutamente adictiva. Capítulos cortos, una trama absorbente y fácil de leer, con algunos momentos de gran crudeza (la realidad siempre supera a la ficción), y poblada de personajes creíbles (gente normal con problemas de gente normal), hacen de “Valencia Roja” uno de los debuts del año.