Me pareció que la historia se va desarrollando y nosotros como lectores nos vamos dejando llevar hasta estar tan implicados como los protagonistas. Glauca va aprendiendo de la manera difícil que no se puede confiar en cualquier persona. En cuanto a los adultos de la historia, los profesores son los que más podrían haber hecho, los que podrían haber reaccionado primero y no lo hicieron. Una vez más me quedo yo pensando hasta qué punto es necesario tener los ojos y los oídos bien abiertos al tratar con los pubertos. Una novela que deja pensando, que hace poner en una balanza a las amistades y cómo conseguirlas. |