El agua que mece el viento

Tenía muchísimas ganas de leer la continuación de Al filo del agua, pues tal y como os comenté en su reseña, me hubiese gustado poder disfrutar de la historia en un solo volumen.

Lo primero que debo deciros es que es un libro muy distinto al primero. Donde Al filo del agua es reposado y poético, El agua que mece el viento es una explosión tras otra; y si en la primera parte, la pasión era palpable en los personajes pero contenida, en este segundo libro se desborda por los márgenes de sus páginas. Y no hablo solo del romance (aunque sí, es más romántica), sino de todos los hechos que suceden en el mismo. 

En esta segunda parte, todas la piezas del puzzle que se mostraban en el primer libro en una estructura distinta, algo caótica y que nos dejaba varias incógnitas, van encajando de una manera hábil, haciendo que todo cobre sentido y construyendo una historia de amor épica con la que he sufrido pero que me ha regalado también sonrisas, expansiones y contracciones de mi corazón lector y momentos de infinita ternura, de esos en los que tienes que coger un poquito de aire para seguir.

Y es que los personajes principales de esta bilogía son hermosa pero adorablemente trágicos: Uther y su fe inquebrantable en ese amor y su manera de conducirse en la vida. Yu Cao y su ternura, su dicotomía entre quien debe ser y quien quiere ser en realidad, su maravillosa sensibilidad y sus intentos por engañar a su corazón. Creo que Mía ha conseguido que sigas pensando en ellos una vez terminas el libro y que se queden un poquito contigo para siempre (tengo algunas escenas favoritas que visualizo como de si una película se tratase y las veo muy nítidamente mientras dejo escapar  algún que otro suspiro). 


Los personajes secundarios, merecen un capítulo a parte. Todos no  me han atrapado igual, pero todos me han gustado: Gong Er, la matriarca de clan Zhang que es la abuela o  nainai de Yu Cao. Jacques Duras , el buen doctor, que tan rentables hace sus apariciones en la historia. Baoyang y su manera especial de ver el mundo. Ganzorig, su fidelidad y la ternura de la que puede ser capaz un hombre grande. Ahhh...  y esa maestra de de Kung Fu en la Joya de Shangai ! (genial😉). Me han encantado y es que unos buenos personajes secundarios son claves en un buen libro, ¿no os parece?

Además, gracias a ellos he podido disfrutar de dos historias de amor secundarias muy bellas, una explicada un poquito más que la otra. 

La ambientación de esta bilogía, no es tal, es una inmersión total en China. Todo, la tierra, las flores, los pájaros, los colores del cielo, las calles, el vestuario, la música, los escenarios, la cultura, la historia, la utilización de leyendas y poemas, todo nos hace viajar en el tiempo y el espacio. Entiendo que la autora haya utilizado tres años para construir esta historia. Es un esfuerzo excelso que le ha dado muchísima veracidad y que como lectora le agradezco y valoro muchísimo.

Los hechos históricos son los que fueron (con algunas licencias tal como explica Mía Martín al final), pero creo que es importante remarcar que es una libro romántico de personajes, donde la ficción histórica acompaña al lector sin abrumarle ni resatarle importancia a los sentimientos y el desarrollo de su historia de amor.

Por último decir que hay un par de tramas secundarias que creo que al final se resuelven de una manera un tanto  precipitada, o al menos así me lo ha parecido a mí, pero sinceramente, no creo que esto desmerezca el resultado final. No os explico más de ellas por no spoilear pero las comento por privado con quien lo  haya leído si lo apetece; y porque al final, como todos los aspectos positivos que he encontrado en el libro, son opiniones personales, nada más.

CONCLUSIÓN:

He disfrutado mucho de este nuevo trabajo de Mía Martín. Una autora que os animo a descubrir, pues es tan humilde y habla tan poco de sus libros, que quizá os ha pasado despercibida. Sinceramente creo que tiene un gran talento para la escritura como su protagonista Yu Cao, a la que da voz a través de sus apasionadas cartas.