La hija del silencio

La obra en la que nos adentramos hoy se trata de una novela histórica que repasa uno de los acontecimientos de la historia «reciente» como es la reconstrucción de Alemania tras el dominio nazi. Sin embargo, no se nos ofrece una panorámica de acontecimientos históricos, sino que nos adentraremos más en qué supuso para la sociedad alemana y sus descendientes la participación o no en la ideología nazi durante los años de la guerra.
Para ello, seguiremos la pista de Agna, una joven que siendo niña vivió las fiestas del partido junto a su padre, fotógrafo del dictador. En su presente, con la guerra ya acabada nuestra protagonista se planteará cómo puede ser verdad aquellas personas que la querían y cuidaban hicieran lo que la vox populi proclama.
El amor al monstruo
En realidad, la investigación de nuestra protagonista no se basará en una documentación sobre lo que sucedió mientras ella estaba en el internado. Lo que veremos y recogeremos con ella serán los testimonios de las diferentes partes del conflicto: sus padres, gente negra, una chica judía, su mejor amiga, que está en contra del nazismo; Hans, su mejor amigo de la infancia…
De esta manera y sin llegar a ser una novela coral porque todo pasa por el filtro y entendimiento de Agna, sí que tendremos una panorámica diferente y sobre todo, o al menos para mí, con un punto de vista distinto al que solemos tener sobre cómo se vivió aquellos momentos.
A lo que me refiero es que tenemos muchos testimonios de las víctimas supervivientes, pero en este caso la ficción nos adentra en cómo una muchacha puede condenar a su familia y a su pueblo por algo de lo que realmente, por edad, ella no fue consciente. de este modo, la novela llega a la noción de culpa, sentimiento en el que se debate nuestra protagonista, porque al fin y al cabo ella no hizo nada, ¿no?
Curiosa, la culpa
La verdad es que me ha encantado como está expuesta esta problemática en la novela, porque no solo la aborda desde un punto de vista obvio (quiero a mi padre, ¿cómo va a ser malo?) sino también desde un punto de vista de derecho. En realidad Agna y su madre tienen motivos para temer y odiar a los aliados (no cuento mucho para no destripar), por lo que sería muy comprensible que Agna de serie odiara a los americanos, por ejemplo, sin embargo, ella cede al beneficio de la duda y, sobre todo, a la idea del «ya, pero…».
Esa duda, en realidad, encubre la culpa que siente por no ser consciente de lo que sucedió (cuidado que Agna era una niña) y, sobre todo, la culpa de seguir queriendo a sus dos padres a pesar de sus posiciones políticas, sus actos y sus silencios. En este sentido, me ha encantado como la autora, aunque nos ofrece una protagonista muy voluble, nos congracia con ella para que entendamos la dificultad de lo que está narrando.
Encantada y asombrada
Hace ya años que leí a la autora con otra de sus novelas y la verdad es que tengo que reconoceros que me ha asombrado para bien. El estilo de Marta se nos ofrece en esta obra mucho más ágil y maduro, con un peso y una gravedad en cada palabra que te hace sentir que relata en serio. Sé que es todo una metáfora de difícil comprensión, pero es cierto que el cambio y la evolución de su escritura es abismal y se disfruta mucho por ver el desarrollo.
Más allá de este aspecto comparativo, la autora ha conseguido crear unos personajes que se nos muestran muy auténticos, sus sentimientos, emociones y actos nos cuadran; su personalidad se nos ofrece única y se aleja de los estereotipos literarios. Además, el nivel de documentación para la ambientación ha sido muy bueno, permitiendo al lector descubrir diferentes circunstancias que a lo mejor no son tan tradicionales en estas novelas, como es la condición de las personas de raza negra en esa nueva Alemania o de los triángulos rosas de los campos de concentración.
Para disfrutar y pensar
La verdad es que he disfrutado mucho de esta lectura porque aparte de ser una historia interesante de seguir, me ha permitido plantearme qué sucedió en realidad, cómo se sentirían muchos que optaron por mirar a otro lado por no tener problemas, qué sentimiento tendrían las nuevas generaciones. Creo que cuando una lectura te entretiene, pero además se te clava y te hace pensar, es que el autor lo ha hecho bien.
Además, en este caso se nos une que la autora ha hecho una narración muy sólida, con personajes muy interesantes y con muchos matices, y con una situación compleja que creo que resuelve bien, aunque quizá me hubiera gustado algún detalle distinto del final.
Por ello, os recomiendo mucho la novela y que sigáis a la autora. Creo que disfrutaréis de una histórica con garantías y de una autora que promete, así que espero que os animéis con ella.

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