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*Aviso: Recibí una copia gratuita a cambio de una reseña honesta. Gracias. Puntuación: 7,5/10 – 3,75 estrellas de 5 Una historia completamente demoledora, pero llena de vida y esperanza. La música no tiene fronteras, no discrimina, no separa. En este libro nos encontramos con la historia de Keith LaMar, un hombre condenado a pena de muerte en Estados Unidos que ha decidido luchar por su inocencia a pesar de que todo estaba en su contra. La música, el jazz concretamente, ha conseguido incrementar sus ganas de vivir, sus ganas de seguir, sus ganas de disfrutar… aunque tenga una fecha de fin. Albert Marquès, pianista y escritor de este libro, narra cómo conoció a LaMar, su vida, sus decisiones y su forma de ver la realidad por la que pasa. Sintió una conexión tan grande con él que, a pesar de las restricciones propias de su aislamiento forzado, consiguió crear proyectos musicales alzando su voz y contando todo por lo que ha pasado (y sigue pasando) para pedir justicia. Un conjunto de irregularidades que socavan el derecho a la tutela judicial efectiva. Uno de los capítulos sí tiene una estructura más narrativa, pero no es un libro sencillo ni fácil de leer. Si bien no se puede llegar a sentir aquello por lo que pasa LaMar porque hay muy pocas frases contadas por él mismo y el autor prefiere determinar la historia desde su punto de vista, no cabe duda de que la situación es desgarradora y de que en algunas partes los “pelos se ponen de punta” de solo pensarlo. Es un libro lleno de emoción, de sentimiento, de dolor, de sufrimiento, de vida, de fuerza. Las narraciones de Keith son altamente profundas e intensas, y las cifras que se mencionan continuamente en el libro son totalmente desoladoras. ¿Quién se cree tan superior como para considerarse juez y verdugo? Si bien valoro que cada uno tenga su opinión y la defienda de la mejor manera, este libro consigue que hasta esas personas más convencidas de que la pena de muerte es una opción válida se replanteen la legitimidad de la medida. ¿No sería mejor basarnos en un sistema que busque la reinserción del conflicto que en el castigo directo y alargado en el tiempo? ¿No es incluso más cruel usar métodos para inducir esta muerte que son dolorosos, en vez de aprovechar las técnicas de la eutanasia, llegado el caso de apoyar esta actuación? Es una obra que, sin ser altamente emotiva (entiendo que eso sí sucede en el libro escrito por Keith LaMar), consigue remover consciencias, animar al cambio y a la lucha (nunca armada). Terminé esta lectura con ganas de hacer algo, de ayudar, de conseguir apoyo. Lo recomiendo desde un punto de vista técnico, pues tiene gran cantidad de estadísticas y comparativas entre países en cuanto al sistema judicial y de prisiones. Además, la parte dedicada a la música, que es el fuerte del autor, casi que se respira en las páginas. Recomiendo escuchar las canciones que se mencionan en la historia: intensifica la profundidad de las emociones. Freedom First. Enlace: https://www.goodreads.com/re.. |
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