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Crítica de Kansas


Kansas
01 October 2022
"De hecho, yo solía leer, en ciertos momentos, a lo largo de los años. Cuando estaba loca, sobre todo, leía mucho."

Sabemos que la narradora de esta obra se llama Kate porque en un único momento se hace alusión a ello, también sabemos que es una mujer que está entrando en la menopausia porque también ella hace alusión reiterada a ello en varios momentos, detalles que el lector va entresacando a medida que el flujo narrativo de Kate se va adentrando cada vez más en una espiral. Kate fue artista y lo sabe todo sobre pintura y filosofia... Kate está convencida de que es la única persona que queda sobre la tierra…

"Buscaba. Cielo Santo, con qué ansiedad buscaba.
No recuerdo cuándo fue que dejé de buscar."

Antes de comenzar esta obra pensaba que iba a ser uno de estos textos de difícil inmersión, duro de roer, y para mi sorpresa, desde el momento en que comienza: “En el principio, a veces yo dejaba mensajes en la calle.”, me encontré con un texto que me enganchó por la forma en que fluye ese monólogo interior de Kate: la prosa de David Markson es muy accesible, casi hipnótica, en la forma en que se entrelazan las diferentes percepciones de Kate que sola en una casa en la playa, sentada frente a una máquina de escribir intenta abordar toda una serie de memorias, recuerdos y pensamientos que van saliendo intermitentes asociando ideas y relacionándolas, pasando de un tema a otro rápidamente. Porque Kate cambia de un tema a otro y los nombres y lugares se repiten continuamente, desordenadamente, fragmentariamente, y sin embargo y en medio de este desorden, el lector va encontrando un orden, va conociendo poco a poco a esta mujer consiguiendo conectar todos estos datos en un Todo.

"No sería el único bote a la deriva, si es que sigue a la deriva.
A veces me gusta creer que a estas alturas las corrientes lo han llevado hasta el otro lado del océano. Hasta un lugar tan lejano como las Islas Canarias, por ejemplo, o Cádiz, en la costa española."
[...]
"La bahía de Galway, Cádiz. El lago Como. Pamplona. Lesbos. Burdeos.
Shostakóvich.
En fin. Cambiando de tema, acabo de salir de las dunas.”

En un principio puede apabullar toda esta cantidad de referencias artísticas y paralelismos en un bucle continuo desde William Gaddis o Willem de Kooning pasando por van Gogh, Ghiotto, Spinoza, Ludwig Wittgenstein, Brahms, Beethoven, Rogier van der Weyden, Shakespeare, y sobre todo Helena de Troya o de Esparta… que se entremezclan con la vida de la misma Kate, de la que seremos testigos en una especie de momentos fugaces, sin embargo, todas estas correlaciones temáticas son uno de los detalles que más han podido fascinarme de este texto porque David Markson los usa continuamente para establecer una especie de juego o puzzle con el lenguaje y la memoria como esencia temática, ya que Kate a fuerza de recordar temas y personajes, continuamente parece equivocarse, se corrige o se contradice, repite estas mismas alusiones más adelante quizá ya con un dato cambiado, y sin embargo es esta memoria fragmentada la que le da a este texto todo su valor porque Kate es consciente de que su memoria flaquea y eso la hace entrar en una especie de deriva. Es este convencimiento de que el lenguaje no es suficiente para narrarnos su vida lo que hace conectar su pensamiento con Wittgenstein. ¿Hasta qué punto el límite impuesto por el lenguaje limita su visión del mundo???

“¿Tiempos inmemoriales significa un desequilibrio por falta de memoria o signfica simplemente una época olvidada?”

David Markson ha construido en Kate un personaje femenino tan atractivo e ingenioso, que en mi caso, su flujo de conciencia me han enganchado totalmente. Una de las claves entre todo este barullo de referencias artistícas está en la propia vida de Kate que se va revelando poco a poco en pequeños datos fragmentados que habían permanecido escondidos en su memoria que pero que sin embargo van saliendo a luz en pequeños y fugaces flashes.

"Una vez en la galería Borghese, de Roma, firmé un espejo.
Lo hice en uno de los baños de mujeres, con un pintalabios.
Lo que estaba firmando era una imagen de mí misma, por supuesto."

¿Está Kate de verdad sola en el mundo tal como ella cree? Realmente no parece que este dato sea determinante para conectar con este texto tan fascinante. La soledad de Kate es tan palpable, tan evidente, y está tan interiorizada en su mente, que habría que preguntarse si realmente es una soledad física o es que realmente le resulta imposible comunicarse con nadie y por eso vuelca toda su desesperación en la máquina de escribir. Una obra fascinante, y otro de mis libros del año.
La traducción es de Mariano Peyrou.

"Vagaba a través de un vacío interminable. de vez en cuando, cuando no estaba loca, me volvía poética. de verdad me permitía pensar en las cosas de esa manera."
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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