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Mariano Peyrou (Traductor)
ISBN : 8418342870
262 páginas
Editorial: Editorial Sexto Piso (16/05/2022)

Calificación promedio : 4.5/5 (sobre 3 calificaciones)
Resumen:
Una mujer llamada Kate vive sola en una casa en la playa y escribe a máquina un alud de recuerdos y reflexiones aunque nadie los leerá, convencida como está de que es el último ser humano sobre la faz de la tierra. Lo sabe con certeza, pues no ha dado con un alma a pesar de haber recorrido el mundo entero, refugiándose en la National Gallery, en el Metropolitan o en el Louvre, donde quemaba antigüedades y marcos de cuadros para soportar el frío en invierno. Así, rev... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (2) Añadir una crítica
Guille63
 16 February 2024
“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo” (Ludwig Wittgenstein)

Por fin leo a David Markson, uno de esos empeños que a veces me atacan sin una razón clara que lo justifique (leer literatura experimental, en mi caso, es un riesgo que a menudo termina en fracaso), es como una sensación imperiosa de leerlo, un fuerte presentimiento de un encuentro felicísimo (no se hagan ideas raras, no soy de los que ven en los aciertos presentidos ningún tipo de extraño signo: los errores en mis presagios abundan).

“Todo es indudablemente cierto, aunque como ya he dicho sucedió hace tiempo. Y aunque, como también he dicho, tal vez estuviera loca.”

Pero no es este el caso, lo que también es raro, porque es una novela (¿es una novela?) muy particular, tanto en su punto de partida —una mujer de una amplia cultura, posiblemente artista, con grandes conocimientos sobre historia, pintura, literatura y arte, ahora inconexos, incompletos y confusos, lo que nos hace pensar que sufre algún tipo de desequilibrio psicológico que parece ser fruto de un hecho dramático relacionado con su hijo, y quizás con su marido, acaecido en un pasado indeterminado, está sentada ante una máquina de escribir en lo que, si nos fiamos de lo que escribe, parece ser un mundo en el que ella es la única superviviente ("¿Qué hay que no esté en mi cabeza?")— como en su forma —un collage de párrafos cortos, a menudo de una o dos frases, en forma de escritura automática incontenible y continua en la que la protagonista encadena frases con una ligazón no siempre clara, con una intención incierta y de una veracidad dudosa, acerca de su vida presente y pasada sazonada con una multitud de anécdotas de artistas, recuerdos de músicas, libros, historia, cuadros, filosofía, lo que conforma un discurso caótico que sin embargo fluye con una facilidad pasmosa y te empuja a seguir y seguir a pesar de sentir la poderosa sospecha de que todo será igual ad infinitum—.

“Hay preguntas que parecen incontestables… Como, por ejemplo, si he llegado a la conclusión de que no hay nada en el cuadro salvo formas, ¿acaso también he de concluir que no hay nada en estas páginas salvo letras del alfabeto?”

Se Dice que el libro es una forma ingeniosa de explicar las ideas de Wittgenstein acerca del lenguaje y de las dificultades que existen en la comunicación, lo complicado que es expresar lo que se piensa y se siente, la constatación de que el lenguaje se vuelve insuficiente para según qué, quizás para el qué más importante, y, por tanto, es un libro sobre la soledad a la que esta incomunicación nos aboca.

“Mi obra se compone de dos partes: de la que aquí aparece, y de todo aquello que no he escrito. Y precisamente esta segunda parte es la más importante… le aconsejaría ahora leer el prólogo y el final, puesto que son ellos los que expresan con mayor inmediatez el sentido.” (Ludwig Wittgenstein)
Esto comentaba el filósofo acerca de su famoso libro «Tractatus logico-philosophicus», y de igual forma podría ser un comentario acerca del libro de Markson pues el texto es tanto lo que en él se dice, como lo que el texto, tomado como un todo, dice, es lo que dice por cómo lo dice, es lo que dice por todo lo que no dice, es lo que dice por el simple hecho de decir. Y del mismo modo, también bastaría (aunque no aconsejaría) con leer las veinte primeras páginas, el resto es casi una acumulación de pensamientos similares, y las veinte últimas, dónde se insinúa el por qué de todo lo contado y se da una posible explicación al hecho de contarlo (nada concluyente, de hecho).

“Los cuadros nunca son esencialmente lo que uno cree que son.”

Una de las muchas anécdotas que se recogen en la novela (o lo que sea que sea) es acerca de Leonardo Da Vinci, del que se cuenta que corrió a pie medio Milán para añadir una única pincelada a su lienzo de «La última cena» supuestamente ya terminado. Uno se puede llegar a imaginar cuántas veces pudo hacer esto mismo Markson con su libro (o lo contrario, quitar “pinceladas”) pues, como les comento, toda la novela es una sucesión de textos del tipo que a continuación les traigo aquí, por lo que la pregunta «¿por qué 200 páginas y no 50 o 400?» es algo que también quedará sin respuesta:

“El gato que Pintoricchio puso en el cuadro de Penélope tejiendo podía ser gris, tengo la impresión.
Una vez soñé con la fama.
Por lo general, incluso entonces, estaba sola.
Hoy, un poco más tarde, es probable que me masturbe”
“Hay cosas más fáciles de hacer que llenar ocho o nueve cajas de libros.

Llenar once cajas de libros no es una de ellas, de hecho.

Pero lo que este planteamiento parece resolver… es la cuestión de si los estantes de esta casa deben considerarse medio vacíos o medio llenos, cuestión por la cual una desde luego considera satisfactorio ser capaz de dejar de preocuparse.”

Por lo que nos sentimos como la protagonista cuando comenta que…

“… yendo por una carretera de la Mancha, cerca de un castillo que no dejaba de ver, pero al que parecía no acercarme nunca. Había una explicación para el hecho… el castillo estaba construido sobre una colina, y que la carretera dibujaba un círculo alrededor de la base de la colina sobre la que estaba construido el castillo… una podría haber conducido eternamente alrededor de ese castillo sin llegar nunca a él.“

Mi última pincelada es por si no les he mencionado que “no es este un libro para recomendar de forma general sino para recomendarlo solo a los amigos lectores de confianza, como usted”, no es este un libro para recomendar de forma general sino para recomendarlo solo a los amigos lectores de confianza, como usted.
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Kansas
 01 October 2022
"De hecho, yo solía leer, en ciertos momentos, a lo largo de los años. Cuando estaba loca, sobre todo, leía mucho."

Sabemos que la narradora de esta obra se llama Kate porque en un único momento se hace alusión a ello, también sabemos que es una mujer que está entrando en la menopausia porque también ella hace alusión reiterada a ello en varios momentos, detalles que el lector va entresacando a medida que el flujo narrativo de Kate se va adentrando cada vez más en una espiral. Kate fue artista y lo sabe todo sobre pintura y filosofia... Kate está convencida de que es la única persona que queda sobre la tierra…

"Buscaba. Cielo Santo, con qué ansiedad buscaba.
No recuerdo cuándo fue que dejé de buscar."

Antes de comenzar esta obra pensaba que iba a ser uno de estos textos de difícil inmersión, duro de roer, y para mi sorpresa, desde el momento en que comienza: “En el principio, a veces yo dejaba mensajes en la calle.”, me encontré con un texto que me enganchó por la forma en que fluye ese monólogo interior de Kate: la prosa de David Markson es muy accesible, casi hipnótica, en la forma en que se entrelazan las diferentes percepciones de Kate que sola en una casa en la playa, sentada frente a una máquina de escribir intenta abordar toda una serie de memorias, recuerdos y pensamientos que van saliendo intermitentes asociando ideas y relacionándolas, pasando de un tema a otro rápidamente. Porque Kate cambia de un tema a otro y los nombres y lugares se repiten continuamente, desordenadamente, fragmentariamente, y sin embargo y en medio de este desorden, el lector va encontrando un orden, va conociendo poco a poco a esta mujer consiguiendo conectar todos estos datos en un Todo.

"No sería el único bote a la deriva, si es que sigue a la deriva.
A veces me gusta creer que a estas alturas las corrientes lo han llevado hasta el otro lado del océano. Hasta un lugar tan lejano como las Islas Canarias, por ejemplo, o Cádiz, en la costa española."
[...]
"La bahía de Galway, Cádiz. El lago Como. Pamplona. Lesbos. Burdeos.
Shostakóvich.
En fin. Cambiando de tema, acabo de salir de las dunas.”

En un principio puede apabullar toda esta cantidad de referencias artísticas y paralelismos en un bucle continuo desde William Gaddis o Willem de Kooning pasando por van Gogh, Ghiotto, Spinoza, Ludwig Wittgenstein, Brahms, Beethoven, Rogier van der Weyden, Shakespeare, y sobre todo Helena de Troya o de Esparta… que se entremezclan con la vida de la misma Kate, de la que seremos testigos en una especie de momentos fugaces, sin embargo, todas estas correlaciones temáticas son uno de los detalles que más han podido fascinarme de este texto porque David Markson los usa continuamente para establecer una especie de juego o puzzle con el lenguaje y la memoria como esencia temática, ya que Kate a fuerza de recordar temas y personajes, continuamente parece equivocarse, se corrige o se contradice, repite estas mismas alusiones más adelante quizá ya con un dato cambiado, y sin embargo es esta memoria fragmentada la que le da a este texto todo su valor porque Kate es consciente de que su memoria flaquea y eso la hace entrar en una especie de deriva. Es este convencimiento de que el lenguaje no es suficiente para narrarnos su vida lo que hace conectar su pensamiento con Wittgenstein. ¿Hasta qué punto el límite impuesto por el lenguaje limita su visión del mundo???

“¿Tiempos inmemoriales significa un desequilibrio por falta de memoria o signfica simplemente una época olvidada?”

David Markson ha construido en Kate un personaje femenino tan atractivo e ingenioso, que en mi caso, su flujo de conciencia me han enganchado totalmente. Una de las claves entre todo este barullo de referencias artistícas está en la propia vida de Kate que se va revelando poco a poco en pequeños datos fragmentados que habían permanecido escondidos en su memoria que pero que sin embargo van saliendo a luz en pequeños y fugaces flashes.

"Una vez en la galería Borghese, de Roma, firmé un espejo.
Lo hice en uno de los baños de mujeres, con un pintalabios.
Lo que estaba firmando era una imagen de mí misma, por supuesto."

¿Está Kate de verdad sola en el mundo tal como ella cree? Realmente no parece que este dato sea determinante para conectar con este texto tan fascinante. La soledad de Kate es tan palpable, tan evidente, y está tan interiorizada en su mente, que habría que preguntarse si realmente es una soledad física o es que realmente le resulta imposible comunicarse con nadie y por eso vuelca toda su desesperación en la máquina de escribir. Una obra fascinante, y otro de mis libros del año.
La traducción es de Mariano Peyrou.

"Vagaba a través de un vacío interminable. de vez en cuando, cuando no estaba loca, me volvía poética. de verdad me permitía pensar en las cosas de esa manera."
Enlace: https://kansasbooks.blogspot..
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Citas y frases (2) Añadir cita
FerrerFerrer12 May 2022
Un invierno, leí casi todas las antiguas obras de teatro griegas. Lo cierto es que las leía en voz alta. Y de arriba abajo, y cuando leía cada página por las dos caras, la arrancaba del libro y la tiraba al fuego. A Esquilo y Sófocles y Eurípides los convertí en humo.
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FerrerFerrer12 May 2022
Aunque solo tenía una página arrancada de un atlas a modo de carta náutica, tarde únicamente dos días en llegar a Grecia, y sin darme ninguna prisa. Mucho de lo que se cuenta sobre aquella antigua guerra es sin duda una gran exageración.
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