¡Arriba las manos!

Lola es una subinspectora de policía que desde pequeña esconde cualquier resquicio de debilidad bajo una coraza, se siente prejuzgada y no encuentra su sitio ya que el comisario de la comisaría en la que trabaja es su propio padre, lo que hace que sus compañeros no la vean como alguien que está ocupando su puesto por sus méritos, a pesar de que nadie puede poner una pega a su trabajo, del mismo modo ella se niega a darse una oportunidad en lo que al amor se refiere, los sentimientos están vetados en su vida, los hombres sólo forman parte de su vida para su disfrute, nunca repite, pero todo cambia cuando tras acostarse una noche con Nacho, al día siguiente resulta ser su nuevo compañero de trabajo, con el que tendrá que trabajar codo con codo en un caso que implica a la mafia rusa, él único capaz de ver más allá de su apariencia, el único que rompe sus esquemas establecidos desde siempre.
Es un libro de lectura muy fluida, con personajes que van evolucionando a medida que también lo hace la trama. del mismo modo los personajes secundarios Álvaro e Inés irán escribiendo su historia en una línea temporal paralela aunque siempre conectada al hilo principal de la trama.
No me quiero extender, para no hacer spoiler, lo único que me queda es recomendarla