Otra vez, Rachel

Rachel tiene una vida tranquila. Trabaja como consejera de adicciones en la misma clínica de desintoxicación de la que un día fue paciente, pero eso es agua pasada. Ahora sus únicos vicios son la jardinería y las zapatillas caras.
Pero su mundo se tambalea cuando Luke Costello, el amor de su vida, vuelve a Dublin, siete años después de abandonarla y perder todo el contacto.
Y las viejas heridas vuelven a sangrar.
Ella tiene pareja.
El también.
Y ambos una conversación pendiente.
🌟
No os mentiré. Tengo sentimientos encontrados porque aunque la historia me ha gustado, tambien se me hecho un poco bola bola.
Terapias de grupo.
Reuniones incómodas.
La peor versión del ser humano.
Realidad distorsionada, porque un adicto ve lo que quiere ver.
Las adicciones son un tema (da igual que hablemos de alcohol, drogas, juego, o lo que se os ocurra) duro, pero también creo que necesita visibilidad.
Si tuviera que escoger una sola frase del libro, sin duda, sería esta: Si nada cambia en la vida de un adicto, este no cambiará.