La última niebla/La amortajada

María Luisa Bombal vivió una vida apasionada, a veces hasta el extremo. En su biografía se entremezclan escritos breves precursores del realismo mágico, y que la han colocado en lugar de excepción, y enigmático, en la literatura del siglo XX; con episodios violentos que la llevaron a pasar una temporada en la cárcel tras disparar a su examante (por suerte, no acertó a darle más que en un brazo).

Su legado, hasta la fecha, no es muy extenso. Hay quien dice que dejó a su hija un cofre del tesoro con sus escritos inéditos, pero mientras estos aparecen o no, en este libro están todos sus relatos en español.

En la cocina de Neruda comenzó a escribir “La última niebla”, obra que me envolvió con su prosa lírica y que, con su manto blanco, me acompañó hasta la última página. Encontramos en ella la historia de una mujer que anhela y que se encuentra apresada entre los deseos de otros. “Tan solo con un recuerdo se puede soportar una larga vida de tedio”. La espera como esperanza.

En “La amortajada”, desde el ataúd, ya muerta, la protagonista hace repaso de su vida. “¿Era preciso morir para saber ciertas cosas?”, se pregunta, convencida ya de que nada ni nadie podrá herirla. Sosegada, en paz, desde una posición ahora privilegiada, ve desfilar ante ella a todos los que llenaron los huecos del puzle que solo es capaz de recomponer y terminar llegado el final, cuando no hay posibilidad de avance y no queda más que mirar atrás.

Sus historias están plagadas de vida y de muerte. La búsqueda o el deseo, el amor, la belleza, la naturaleza, son ejes centrales en su narrativa. Un universo enteramente femenino en el que todo gira en torno a la mujer. Una mujer deseada y deseante en un mundo masculino en el que solo a través de la magia de su interior logrará encontrar sentido a la vida.