¿Cómo comenzar a hablar de este libro que me hizo sentir varias cosas? Es una pregunta que estuve haciéndome un ratote, porque tengo varias cosas que decir sobre él, pero a la vez no quiero abrumarlos. En Nunca fuimos inocentes vamos a conocer de mano de Iker, al principio, las causas que lo llevaron a abandonar las “comodidades” de su vida para regresar a Bilbao. Antes una bella ciudad, y ahora el lugar donde ya no se vive, sólo se sobrevive. Desde el comienzo nos encontramos con estas líneas de tiempo que la autora nos brinda para que podamos obtener más información de cómo se llegó al punto en el que se encuentra el mundo, en la actualidad. Más de la mitad de la población ha perecido. Hay personas luchando por la supervivencia en distintos campamentos de todo el mundo, y los únicos elegidos para continuar en un lugar “seguro” son aquellos que eran los profesionales más inteligentes de sus diferentes campos. La razón, simple, un grupo de millonarios, el más selecto, se preocupó por las consecuencias del calentamiento global y por eso decidieron hacer algo. Como la historia está narrada en tercera persona, la autora comenzó a jugar con las tres diferentes líneas de tiempo principales para que lográramos comprender ese mundo. La primera, la del 2007, donde un grupo selecto se reúne para decidir hablar sobre el futuro de sus nietos, y por ende el del mundo. A partir de ahí descubrimos la razón que llevo a las pandemia, las muertes, los amurallamientos y la selección de sobrevivientes. Luego, la de 2040, donde Olga, la madre de nuestro protagonista, mediante sus memorias, nos narra cómo vivieron ellos, los profesionales, “el cambio” del mundo. Y por último, la de 2041. Lugar donde Iker llega a Bilbao y termina por accidente en un campamento de refugiados que día a día luchan no sólo por la supervivencia, sino también contra aquel grupo de maleantes que siempre intentan robarle sus escasos recursos. Allí comenzara la odisea de este grupo por intentar cambiar las consecuencias de lo que ellos llaman “el fin”. Conspiraciones, canibalismo, abandono, esterilizaciones y calentamiento global. Son sólo algunos de los temas que Marijo Hurtado aborda en esta distopía. Se basa en varias de las ideas de conspiración que han surgido en algún momento, sobre ese pequeño grupo que tiene la capacidad de dominar el mundo si así lo desea para presentarnos a los responsables sin nombre, que son los representantes de las familias que lo arruinaron todo. Pero a la vez, nos muestra escena tras escena como la naturaleza compasiva del ser humano puede cambiar y volverse su enemigo en momentos de crisis. Enseñándonos como las personas buscan sobrevivir aún cuando se han esterilizado para no perpetuar la especie. La narración me gustó, no es extensiva pero si hubo momentos en que se repetían varias veces lo mismo como si nosotros no fuéramos a entenderlo, además de que los diálogos se veían un poco forzados en ocasiones, pero son cosas que pueden ser pulidas para lograr llevar esta obra a otro nivel. Los personajes, me agradaron. Algo que note es que hay mucho girl power en algunas de las mujeres de la historia Como Indar, quien se arriesga a todo con tal de sentir lo que es la libertad o Diana, la mujer gracias a la cual el refugio de Bilbao pudo existir, ya que incluso antes de que todo acabara ella fue reuniendo recursos. Si alguna vez leyeron 1984 de George Orwell, de seguro verán algunas similitudes entre ambos libros. La subyugación de los pobres, el control excesivo sobre la vida de los demás y el poder de decidir quién vive y quien muere. Una particularidad que llamo mi atención, es que en la historia lo únicos continentes que sobreviven hasta hoy son África y Asia, en especial África que gracias a sus junglas pueden ocultarse de los drones mientras que Europa y América cayeron sumisas enseguida. Es irónico como la preocupación y preservación por el medio ambiente, es lo que lleva a la destrucción de la sociedad como la conocemos pero a la vez, también sea la responsable de que África no haya podido caer aún. Es evidente que la autora hizo una crítica a nuestra sociedad en las páginas de este libro. No sólo a aquellos poderosos que lo que buscan es perpetuarse a sí mismos, sino también a la no escrita, pero siempre vigente ley del salvase quien pueda. Al principio resulta complicado comprender el porqué de ese título, pero cuando terminas de leer las memorias de Olga lo descubre pues nadie quiso hacer nada a pesar de ver lo que estaba sucediendo. ¿Qué tan inocentes podemos ser si ni siquiera lo intentamos? El final, uff, fue de esos que te dejan con un vacío que no entiendes por qué está ahí, pero está. Si me rompió el corazón, si me hizo replantearme varias cosas y definitivamente abrió mi mente a muchas situaciones que quizás antes habría dejado pasar. Pero eso es algo bueno, porque en lo personal lo disfrute mucho. Claro que tiene sus perlitas negativas, pero en definitiva creo que todos deberían darle una oportunidad, podrían sorprenderse al igual que yo. Es un libro lleno de sentimientos, y a la vez crudo como pocos. El libro ideal si buscas sentir algo. |