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Si no sabes la letra, tararea es ese tipo de novelas que logra transportarte a una época que no has vivido y que te permite ser parte del día a día de los protagonistas. En concreto, esta vez nos encontramos por primera vez en África, en la década de los 70, justo cuando estalló la revuelta de Soweto. La autora nos ofrece dos puntos de vista: Robin, una niña blanca que vive en Johannesburgo con sus padres; y Beauty, maestra de origen africano. Una esta ausente del mundo, viviendo en su propia burbuja con su hermana Cat (también es verdad que se trata de una niña pequeña y que no normal es que no se dé mucha cuenta de lo que ocurre fuera de su zona de confort). Beauty tiene una familia a muchos kilómetros de distancia de Robin, con una hija viviendo en la capital, estudiando en la escuela preparatoria. Cuando su hermano contacta con ella para que vaya enseguida, pues su única hija podría estar en peligro y pasarle algo muy grave, lo hace escogiendo las palabras adecuadas en la carta, intentando por todos los medios que el gobierno no la intercepte y que no llame la atención, pues cualquier cosa es válida para que te declaren traidor del gobierno del apartheid. La supresión al pueblo negro es uno de los pilares más fuertes de la historia. Estaban subyugados a los blancos, siendo sus criados y niñeras y siendo tratados como despojos. La autora nos deja bien claro a los lectores la realidad que atenazaba en estos pintorescos años, una realidad cruel, llena de supresiones y sufrimiento. Otro de los pilares más importantes de la novela está relacionado con la pérdida y sus formas para superarla. Los personajes sufren muchísimo por sus seres queridos, y además, es un sentimiento latente y prolongado. Cuando la verdad de Cat salió a la luz, no pude sentir nada más que lástima. Luego pensé que su mera existencia denotaba problemas con Robin, su hermana, y no me equivocaba. Cat es todo lo que no es Robin y viceversa. Unas hermanas que dan que pensar. Ha habido dos cosas que no me han gustado de la narración: la forma extremadamente lenta de narrarlo (aunque a veces agradecía los detalles tan fantásticos que aporta la autora) y el glosario de términos africanos, porque cada vez que salía una palabra en este idioma, tenia que remitirme al glosario de términos que hay al final de la novela. al principio tiene cierta gracia. Cuando ya vas por la mitad de la novela y tienes que buscar otras tantas palabras nuevas no, porque te corta el ritmo de lectura. Me ha costado leer la novela, y no porque no me guste el tema que habla. de hecho, el trasfondo histórico me ha parecido fascinante, porque como europea, no tengo muchos conocimientos de la historia de áfrica, solo lo escaso y necesario que me han querido enseñar, cosas como la conquista y el reparto de áfrica del siglo XX. Saber que este pueblo se reveló me llena de orgullo, porque ¿Qué civilización no lucha por lo que cree y siente? Pienso que esta novela tiene su propio encanto por sí sola, y la recomendaría para todos aquellos lectores que les guste la historia y les llame la atención, como a mi, su trasfondo histórico. |
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