Leer a Dacia Maraini es sinónimo de calidad, de saber que voy a aprender algo seguro, que descubriré cosas que no sabía o que me hará verlas desde otro punto de vista. Porque Dacia es de esas personas de mente inquieta, que reflexionan y no dejan de preguntarse cosas. Y en este "Cuerpo feliz" nos comparte una parte de ella muy íntima y personal, formando una especie de ensayo muy particular que me ha encantado. Nos habla de su infancia en Japón, de su posterior estancia en un internado en Florencia, de su activismo... y se encuentre donde se encuentre siempre están presentes las preguntas. Preguntas que comienza a hacerse desde muy pequeña y que la llevan a reflexionar, a indagar, a buscar respuestas. Y esa búsqueda para intentar explicar el mundo y, especialmente, el lugar que han tenido las mujeres en él a lo largo de los siglos, la lleva a los orígenes de la religión, la mitología, la cultura y el pensamiento que se ha ido formando a partir de esas ideas. Súper interesante y revelador. La parte que le da el toque especial para mí, aunque va mezclando un poco de todo, es cuando habla de ella misma, de su propia vida y experiencias. Porque no nos lo cuenta a los lectores, no. A quien le habla es a su hijo, al niño que perdió estando aún embarazada. Dacia "imagina" que su hijo la escucha, él va creciendo en su mente y ella va contándole lo que siente, le enseña, le insta a tener un pensamiento crítico, a reflexionar. Es muy curioso ver cómo el discurso va cambiando según el niño va siendo más mayor y cómo se vuelve de lo más significativo. Podría estar hablando de este libro durante horas, toca muchísimos temas y da para debatir y comentar, a mí me ha sorprendido mucho, así que si os ha llamado la atención lo poquito que he contado ¡os lo recomiendo! |