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Crítica de quepechadelibros


quepechadelibros
07 March 2023
Italia es un país que siempre ha llamado mi atención. Quizá por la cercanía. O por las semejanzas entre el idioma italiano y el español. O por su historia cultural y su arte. O por su cocina. A saber. El caso es que me interesa leer historias que se ambientan allí (aunque lo haga mucho menos de lo que me gustaría). Y cuando tuve la oportunidad de leer una novela (Pista negra), que además empezaba una serie de novela policíaca, pues me lancé.

Aquella lectura no fue mal. Como te decía antes, no me enamoró, pero me interesó lo suficiente como para volver una vez más. Aunque ese regreso fuese una especie de «prueba final».

Tanto Pista negra como La costilla de Adán son novelas más bien cortitas, si tenemos en cuenta que no llegan a las 300 páginas. Esto, unido a la forma en que están escritas, hacen que sea muy fácil y, sobre todo, muy rápido leerlas. Y es que Antonio Manzini no se entretiene con tonterías. Tiene que contarnos un caso y lo hace sin adornarse ni perderse en descripciones innecesarias. Todo esto hace que sea un autor ideal a que acudir cuando quieres desconectar.

La pieza clave de esta serie es, evidentemente, su protagonista. Rocco Schiavone es un subjefe de policía que ha sido castigado con una especie de destierro: desde su amadísima Roma hasta Aosta, una ciudad que más bien parece un pueblecito de montaña donde hace mucho frío y no para de destrozar sus zapatos de marca.

Dice la sinopsis que tiene una humanidad desbordante. Estoy de acuerdo en que, como protagonista, es un muy buen personaje. Pero a mí me carga un poquito, la verdad. Para empezar, es un borde. Y sí, entiendo que está quemado, que le han pasado cosas chungas y que no quiere estar donde está. Pero eso no justifica que se comporte como lo hace, especialmente con sus subordinados. Además, va por la vida en plan ligón y se cree que puede decir lo que quiera a quien quiera. Hay momentos en los que, si lo hubiera tenido delante, creo que (por lo menos) un puñetazo se hubiera llevado. Básicamente, a mí me parece un gilipollas al que se le da bien su trabajo. Pero también es verdad que es un personaje con dobleces. Tiene un sentido de la justicia un poco particular y no le importa meterse en líos. Y esto puede ser bueno, pero también muy malo cuando hablamos de un policía. Sin embargo, aquí es algo que hace contrapeso con ese mal carácter. ¿Cómo te vas a enfadar con alguien que hace X, solo porque sea un poco estúpido? Pero la cuestión es que no todo vale.

Schiavone no está solo en su aventura norteña. le acompañan cuatro agentes, tres hombres y una mujer. Uno de ellos es prácticamente su mano derecha, ella es bastante competente (aunque él la vea más como un trozo de carne que como una policía) y los otros dos son, probablemente, los dos miembros más estúpidos que se hayan visto en cualquier cuerpo de seguridad. Pero no estúpidos como Schiavone. No. Te hablo de gente muy torpe, a la que le está faltando un hervor. de esos que no te explicas cómo han llegado vivos hasta este punto teniendo en cuenta que manejan pistolas… En esta novela, estos dos personajes tienen algún momento que casi resulta cómico y hasta se agradece. Pero otras veces parece un poquito excesivo, la verdad. Aun así, creo que el conjunto de secundarios funciona. Incluso te diría que lo hace mejor aquí que en la primera parte.

En cuanto al caso en sí, me ha parecido interesante. Todo empieza con lo que parece un suicidio, pero Schiavone se da cuenta muy pronto de que hay cosas que no encajan. El «problema» es que hay un par de cosas que me han chirriado. No entro en detalles por evitar spoilers, pero te diré que Rocco tiene momentos en los que parece un iluminado. Vale que Aosta no es la ciudad más grande, pero deducir que alguien hizo algo o estuvo en algún sitio por una cosa podría haber ocurrido de otra forma… ¡Malditos spoilers! ¡Qué difícil es contar algunas cosas!

Al margen del caso, hay una subtrama personal del protagonista que viene cociéndose desde el primer libro. Es algo de lo que vamos sabiendo detalles, pero que todavía no conocemos del todo. Esta es, seguramente, la parte que más me intriga de toda la historia.

Algo que sí destaco de esta novela, porque me parece muy interesante, es que toca un poco el tema de la corrupción política. Es verdad que casi aparece en un segundo plano, pero ahí está. Es una denuncia importante. Igual que la tiene, a su manera, el caso de este libro. Pero aquí no me meto. ¡Otra vez los spoilers!

En cuanto a la resolución, te diré que me ha parecido original, aunque un poco sacada de la manga. Que no digo yo que no pueda pasar algo así. Pero, no sé, me parece que el autor ha querido hacer una pirueta para sorprender y, sí, lo consigue, pero jugándosela demasiado. al menos, para mi gusto. Por otro lado, el comportamiento de Schiavone ante esto me parece que va muy acorde con el personaje. En ese sentido, creo que Antonio Manzini conoce muy bien a su protagonista y eso se nota en sus reacciones.

Y si hablamos de la ambientación, creo que se puede decir que está muy conseguida a pesar de lo cortita que es la novela y de lo mucho que el autor va al grano. Es primavera, pero hace mucho frío. Llueve, hay nieve, hace mal tiempo. Y yo casi que lo estaba sintiendo (aunque seguramente haya ayudado que por aquí las cosas estuvieran bastante heladas en los días de esta lectura). de hecho, el tema de los zapatos de Schiavone me agobiaba un poco. ¿Por qué no se pone unas botas? ¡Hay que ser cabezón!

Para terminar, una advertencia. Creo que, hacia el final de esta novela, hay un spoiler sobre Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe. Y digo «creo» porque es un libro que no he leído y no quiero investigar demasiado. Pero sí, estoy bastante convencida de que es un spoiler importante. Así que… ¡Gracias, Antonio Manzini!

¿Qué se queda conmigo después de esta lectura?
Ha sido una lectura entretenida. Incluso, en algún momento, me ha hecho sonreír. Sin embargo, lo que me queda es una sensación agridulce. Porque creo que Antonio Manzini tiene buena mano para este tipo de historias y sé que los siguientes casos me pueden interesar. Pero Schiavone se me hace un poquito insoportable.

Así que, en resumen, lo que se queda conmigo es la certeza de que, al menos de momento, tengo que parar esta serie. Ya devolví la cuarta parte porque, ¿para qué? Y ni siquiera tengo claro si me haría con la tercera en caso de que apareciese en oferta en estos días. No sé, creo que necesito poner distancia con esta lectura y ver si, pasado el tiempo, el cuerpo me pide volver o si paso definitivamente a otra cosa.

Entonces, ¿recomiendo La costilla de Adán?
Si leíste Pista negra y te gustó, sí. Creo que es una buena continuación. Y aunque ya sabes lo que pienso del protagonista, es cierto que tiene carisma, aunque no me convenza tanto el hecho de que sea una versión italiana del policía atormentado. Pero si todavía no conoces a Schivone, mejor prueba con la primera novela porque, aunque creo que no hay ningún spoiler gordo por aquí, sí que tienes una continuidad en los personajes.
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