Retrato de una mujer moderna

La protagonista de la nueva novela de Manuel Vicent se puso al mundo por montera. Rompió tabúes antes de que estos la rompiesen a ella. No es posible contar la historia de Concha Piquer sin detenerse en sus pasiones. El autor aplica su talento retratista para perfilar a los hombres que ocuparon el corazón de la cantante y la influencia que estos tuvieron en su vida. Ningún hombre tendría un peso mayor sobre la leyenda de la Piquer que Antonio Márquez, el torero que terminaría siendo su apoderado, marido y padre de su única hija, Concha Márquez Piquer. Pero su primer gran amor fue el maestro Manuel Penella. El músico la descubrió actuando en Valencia, cuando todavía era una niña llena de arrojo e inocente. Durante un tiempo consiguió mantener la distancia necesaria para ser una especie de figura paterna o un protector, pero la joven Conchita florecía tan rápido como su éxito sobre los escenarios. Apenas era una mujer cuando la artista y el compositor se hicieron amantes. Sin embargo, la diferencia de edad no era lo que encendía el escándalo, sino la relación fuera del matrimonio que daría lugar a un embarazo. Cuando nace el pequeño Pascualet es la madre de Conchita quien se ocupa de él y, para no arruinar la carrera de la artista, acuerdan que lo mejor es que se vuelva a España con el niño.
Manuel Vicent se vale de la figura real de la artista para crear un personaje fascinante lleno de matices. Y para contar su historia con un lirismo tan solo posible en el mundo de la literatura. Como la heroína de una novela, su Concha Piquer se enfrenta a los grandes momentos de su vida frente al espejo de su camerino. Delante de un espejo acoge con los brazos abiertos la declaración de amor de Penella. Allí recibe la noticia de la muerte de su hijo. Rota por esta pérdida la artista se siente lo bastante vulnerable para abrir su corazón a otro hombre, el boxeador Benny Leonard. La prosa de Vicent encandila.