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Mi primer @trotalibros y auguro no será el último. La delicadeza de este relato unida a una edición sencilla y bella a la vez. Reúne tres los tres relatos más importantes y autobiográficos de Katherine Mansfield, autora neozelandesa de la que se han cumplido 100 años de su muerte, el 9 de enero. Preludio (1918), En la bahía (1922) y La casa de muñecas (1923). Leer a Katherine, Mansfield es un paseo por una exposición de los cuadros de Monet, cualquiera de las escenas narradas en sus historias las visualizas en las pinceladas de este pintor impresionista. Así son estos tres relatos unidos gracias a la genial idea de la editorial y a su saber arriesgar. Mansfield no busca crear una trama. Si es lo que esperas, cambia de libro. No hay lugar para la sorpresa o un giro vertiginoso en su narrativa, son simplemente retazos de vida, las entretelas de una pintoresca familia, Los Burnell, o los Beauchamp, que no esconden nada, pero vemos todo de ellos y de lo que fue la vida de la autora. Contrastes, belleza y miedo, dolor y deseo, luces y sombras, pero siempre la Vida. Que bien ha sabido la autora mostrar, antes que describir, tan difícil de conseguir en algunas lecturas. Ha sido refrescante inmiscuirme en casa de los Burnell. He visto el sentimiento, he sentido sus pensamientos y el estímulo de la belleza ha hecho el resto. Todo transcurre sin altibajos, linealmente como si el transcurrir del día se fuera meciendo suavemente al compás de las olas. En cada retroceso un avance. Parece que no exista el tiempo, simplemente una familia viviendo y a la vez plasmando temas como la maternidad, el anhelo, la lucha interior constante, la familia, las diferencias sociales… diálogos cargados de un significado subyacente, humanidad en estado puro. Uno de sus últimos días de vida escribió en su Diario: “Quiero la tierra y sus maravillas: el mar, el sol. Quiero penetrar en él, ser parte de él, vivir en él, aprender de él, perder todo lo que es superficial y adquirido en mí, volverme un ser humano consciente y sincero. al comprenderme a mí misma, quiero comprender a los demás”. Nada más que añadir a las letras de KM., la integro en esas autoras como la Plath, Doolittle, Woolf que hicieron de su dolor, sensibilidad, de su oscuridad, gotas de luz y de sus tragedias, belleza. |
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