Casi noventa

Cuando comencé este libro no sabía dónde me estaba metiendo.
No sabía que su personaje principal, Lolo, se quedaría conmigo para siempre, que escribiría esta reseña echándolo de menos y con un vacío enorme.
Por ello, voy a contaros un poquito más sobre esta historia...

Lolo tiene 89 años, lleva una vida tranquila en su pueblo de toda la vida y cada día sigue una rutina que le da tranquilidad. Un día una mala noticia remueve su día a día, tiene que tomar decisiones, todo esto le da que pensar y se da cuenta de todo lo que no ha hecho, de todas las promesas que le hubiera gustado cumplir y quizás aún está a tiempo.
Lo maravilloso de este libro radica en que Lolo sin ayuda no hubiera podido cumplir sus sueños pero las circunstancias o la bondad de las personas hará que Lolo tenga a su lado a una pequeña familia que jamás esperó.
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Hablaros de la trama sería muy complejo ya que este libro podría ser la vida de cualquiera de nuestros mayores, no es un libro con grandes giros ni una trama trepidante, es mucho más que eso. Nos habla de cuando el trabajo ocupa todo el tiempo y dejamos a la familia de lado, nos habla de la vejez y de ir quedándonos solos, de convertir la vida en rutina y con un poco de suerte de abrir los ojos a tiempo y poder disfrutarla.
El personaje de Lolo ha sido único, entrañable y especial, me ha hecho reír con sus comentarios, sufrir con sus dificultades y llorar con el final de su viaje.
También quiero destacar como el autor nos habla de la cultura cubana y su gente.
El mensaje más importante que nos deja es el de valorar las cosas a tiempo. Valorar la familia y los deseos de los que te rodean. Y sobre todo que nunca es tarde para cumplir un sueño, y Lolo tuvo la fuerza necesaria y el coraje suficiente para emprender el mejor viaje de su vida.