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El libro parte de la llegada de un nuevo compañero a una clase de niños de un colegio cualquiera, para contarnos después cómo viven esta experiencia algunos de ellos, y cómo con el tiempo todos podemos vernos en distintas posiciones de una situación similar. ¿Qué sentimos, cómo actuamos en cada ocasión? Me resulta original la forma de narrar, más o menos, en paralelo los distintos puntos de vista del mismo suceso. El hecho de que cada personaje nos hable en primera persona, nos ayuda a entenderles y a empatizar con su versión de los hechos. Me ha gustado cómo de entrada pareciera que el texto cuente sólo hechos de esa forma tan sencilla, y la ilustración transmita las emociones con ese uso del color tan bien racionado. Y sin embargo, algo de emoción hay en el testimonio de cada niño, ¡esas pequeñas diferencias que tanto nos cuentan de la personalidad de cada uno! Por su parte, las ilustraciones van evolucionando con la historia, enriqueciéndola, y las distintas escenas van hilándose maravillosamente, más allá de la gran importancia del color, y del color amarillo en particular. Así, podríamos decir que texto e imagen se retroalimentan resultando ambos fortalecidos. En un par de ocasiones, me ha chocado el lenguaje utilizado, se me hizo extraño. Y es que, al tratarse de una historia tan universal y diría que cada vez más frecuente, pero que no está localizada geográficamente en ningún sitio en particular, inconscientemente me identifiqué con la historia y la situé en lugares conocidos para mí, donde los localismos que utiliza el autor, se me hicieron “raros”. Y no eran sino prueba de lo rico del castellano y sus variedades. Esa es parte de la gracia del libro, hace reflexionar de distintas formas acerca de qué es ser raro, ser distinto. Por lo que he podido investigar tras leerlo, el libro está editado por una editorial canaria. No la conocía, pero me ha gustado la temática de sus publicaciones, las cuales parecen mimar bastante, y no les perderé de vista. Sobre el autor, me ha sorprendido su extensísima obra, trataré de leer algo más de él. Ya por último, me ha gustado descubrir cómo la ilustradora llegó a dedicarse a esto, así como otros de sus trabajos. Personalmente, al leer la sinopsis esperaba una historia más larga, con más personajes e intrahistorias, o mayor variedad de situaciones en esa misma línea. Pero ese sería otro libro. Este me dejó con ganas de más. Consigue fomentar la empatía contando una situación muy concreta y queda lo suficientemente abierto como para que el lector haga sus propias interpretaciones tomando como base el texto y dejando volar su imaginación con lo que le evoquen las ilustraciones (que ya adelanto, ¡será mucho!). Por ello, considero que puede ser un buen libro para leer juntos, comentar, poner en común, compartir distintas impresiones o emociones que nos genera. Me ha gustado, pero no me ha impactado especialmente. Veo que puede ser un libro precioso e indicado en una situación muy determinada. Transmite una sola idea pero de forma clara, sencilla y bonita. Sí me hubiera gustado que el libro estuviera paginado, aunque esto es más una manía mía y estoy segura de que la ilustradora apreciará que no sea así. |
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