Al principio se me hizo muy cuesta arriba. No soy mucho de leer libros de aventuras y la verdad es que me aburre un poco bastante leer descripciones detalladas sobre montañas, barcos, lugares, etc... Nada más llegar a la segunda parte fue un fluir diferente: a pesar de que el autor sigue describiendo lugares con exactitud pasmosa, debo reconocer que no me molestó tanto como en la primera parte puesto que la historia se había puesto súper interesante.
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