Asesino de brujas: la bruja blanca es una lectura que te trasporta a una realidad antigua, un periodo de brujería de antaño, ese en el que se respira la magia, los poderes y las pociones, en el que hay soldados (chaseurs) que las persiguen para quemarlas en la hoguera o asesinarlas con sus armas bañadas por el poder celestial y sus leyes fraguadas por la iglesia. Es una historia de brujas, si, pero una historia que nos recuerda a la persecución de Salem, una historia que podría haber sido real (si las brujas hubieran existido). Los personajes principales, Lou y Reid, están muy bien construidos, y tienen un desarrollo y una evolución exquisita. Ambos son personajes contrapuestos, como el agua y el aceite, ella descarada y valiente, terca y rebelde. Él modesto y servicial, austero y correcto. Sus destinos están unidos más allá de lo que ellos creen. Una dosis de humor asegurada por parte de los protagonista y algún que otro secundario, cómo Coco, una brujilla algo traviesa y descarada, le he cogido cariño ha este personaje. Los capítulos son narrados por los dos protagonistas, lo que consigue que conozcas más a ambos y puedas tener una visión más amplia de sus personalidades. Es el primer libro de la trilogía “Asesino de brujas”, le siguen otros dos más que ya están publicados y que seguiré leyendo sin lugar a dudas. Me parece un libro muy bueno para el comienzo, tiene ese toque de fantasía pero sin llegar a ser todo tan irreal y hay purpurina sí, pero nada pastelosa. Otro punto fuerte ha sido la pluma de la autora, consigue atraparte con su ritmo ágil y sin excesos de descripciones superfluas. Muchos diálogos que hacen la trama más entretenida y adictiva. Si os gustan este tipo de historias, no lo dejéis pasar, es un buen libro que entretiene bastante. |