El taller de muñecas

En Londres, a mediados del siglo XIX, Iris vive con su hermana gemela y ambas trabajan en un taller de muñecas, explotadas por una mujer sin escrúpulos. Pero la verdadera pasión de Iris es ser pintora.
Por otra parte, Silas es un taxidermista solitario y coleccionista de objetos bastante morbosos que se ve atraído de forma obsesiva y enfermiza hacia Iris.
La vida de ésta cambiará cuando Silas y ella se encuentran.

“El taller de muñecas” es uno de esos libros en los que una vez te sumerges en sus páginas sabes que va a ser difícil decidir el momento en que des pausa a tu lectura. Porque entre otras cosas es muy adictivo.
Una vez leído el argumento, puedes intuir qué clase de historia nos va a contar; todo ronda alrededor de una obsesión, la de Silas por Iris, pero hay mucho más que eso.
Uno de los mayores atractivos para mí de “El taller de muñecas” es su ambientación. En la época victoriana londinense, Elizabeth Macneal nos traslada directamente a las calles de cualquier novela de Dikens. La pobreza, la suciedad, la prostitución y el ambiente lóbrego de aquella época está presente en cada página.
Otro punto fuerte de la novela son sus personajes. Tenemos por una parte a Iris y Rose, hermanas gemelas y de familia muy pobre, pero esto no impide que Iris tenga sueños, ella quiere ser pintora. Y en su empeño por conseguirlo, conoce a Louis Frost, un pintor prerrafaelita que le pide que pose para él como modelo. Aparecen en la historia pintores reales como personajes tales como Millais o Rossetti. Louis Frost es el único personaje pintor inventado por la autora.
El personaje principal, Iris, representa a esa mujer moderna, valiente y luchadora para su época, en la que las reglas, las restricciones y los convencionalismos a la mujer la hicieron aún más fuerte para luchar por sus sueños.
Si las hermanas son pobres, hay otro personaje que representa a la auténtica pobreza. Este es Albie. Un niño con un solo diente en la boca que vive del trabajo de su hermana prostituta, y cuando no da el dinero para más, captura animalillos como ratones y los vende a Silas para disecarlos. Albie será un personaje muy importante en la novela por el cuál Iris siente un profundo cariño.
Y en contraposición con éstos personajes, encontramos a
Silas. Desde que al principio Elizabeth Macneal nos lo presenta, sabemos que es el ser oscuro de la historia. Taxidermista de “profesión” es un ser lúgubre, rastrero, escalofriante y perturbado mentalmente. Este es un personaje que realmente pone los pelos de punta. La autora ha debido documentarse muy bien en las enfermedades mentales para plasmar algunos comportamientos en el personaje de Silas.
Su narrativa es impecable, rica en descripciones, tan es así que te ves arrastrado a las calles londinenses de 1850 y en algunos pasajes hasta podrías oler la podredumbre. Rica también en acción, en cada capítulo sucede algo nuevo, es una novela muy dinámica en la que el lector no se aburrirá. Elizabeth Macneal ha creado un thriller con tintes góticos en el que además hay encerrada una historia de amor.


“El taller de muñecas” para mí, podría ser una novela de diez. Durante casi sus cuatrocientas páginas me lo ha parecido, pero llegados al desenlace de la historia, me ha faltado desarrollo. Tan buenas sensaciones me ha producido la historia que me ha parecido que la autora tenía prisa por acabarla. Quizás sea una sensación mía, porque el final es correcto, entiendes con claridad el desenlace, pero me hubiera gustado saber más de los personajes, a mi gusto, hubiera sido perfecto si la autora hubiera incluido un epílogo.




Me gustaría también destacar la cuidada edición a la que nos tiene acostumbrados Ediciones B, con una portada que representa a la perfección la esencia de la historia.
En resumen, “El taller de muñecas” es un thriller gótico con una historia de amor prohibido encerrada, con una prosa exquisita en la que el lector se sumergirá de lleno en la época victoriana y vivirá de primera mano la historia enfermiza de una obsesión.

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