Un canalla que no lo era

Cada uno logra sacar lo mejor de su oponente en este peligroso juego que es el amor; ella es más alegre y atrevida. Él mas tierno y bondadoso. Juntos simplemente hacen una pareja fantástica que nos harán pasar una tarde muy interesante.

La historia a penas se desarrolla en unos días y la mayor parte del tiempo, o esa es la impresión que nos ofrece, se la pasan metidos en un carruaje yendo de un lado a otro y a pesar de ello o gracias a ello, nunca se nos hará pesada o aburrida, sino que se nos presentarán momentos de lo más audaces, emotivos, cómicos y excitantes. Sarah tiene la historia bien atada y para nada tiene espacios de relleno o que sobrarían, al contrario, siempre desearíamos un poquito más. Es una trama rápida, con diversos giros que nos van enredando para ver en que acaba todo esto, con conversaciones divertidas y unos personajes con los que el lector se siente como en casa.

A esta escritora la descubrí con sus reglas para no dejarse engañar por los canallas, y aquí sigue entreteniéndonos con estos infames hombres que terminan cayendo rendidos a los pies de sus destinos. Desde luego Sarah sabe como hacernos llegar una historia con una trama sencilla pero que engancha y entretiene; sin duda lo más destacado son sus personajes a los que llegas a conocer a la perfección y siempre te quedas con ganas de saber un poquito más sobre ellos y su futuro aunque nos tendremos que contentar con lo que nuestra propia imaginación logre crear. Os invito a que os unáis a Sarah y a King en esta aventura y viajéis con ellos en esos pecaminosos carruajes.

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