Casa de tierra y sangre

Bryce Quinlan tiene veintitrés años y un trabajo como ayudante en antigüedades Griffin. Es una chica fiestera que disfruta de las drogas, el sexo y el alcohol, al menos hasta que ocurre algo que lo cambia todo. Es medio hada y, aunque su padre no la ha reconocido oficialmente, se ha encargado que sea ciudadana de pleno derecho de la república, aunque poco más ha hecho por su hija. Y es que los humanos apenas tienen derechos en Midgard desde que llegaron los asteris unos quince mil años antes. El mundo en el que vive Bryce está dividido en cuatro casas y está repleto de seres inmortales muy superiores a los humanos, en poderes y en derechos.

Si nos olvidamos de los ángeles, metamorfos, duendes, hadas, demonios y demás criaturas, el mundo de nuestra chica es similar al nuestro, con mucha más tecnología y un montón de magia, eso sí. La novela comienza de golpe y conocemos a Bryce y a sus amigos, pero nos tendremos que ir enterando sobre la marcha del universo en el que habitan porque se explica según avanza la lectura.

Terminada la primera parte, saltamos dos años hasta la segunda, con mucha más acción y giros diversos que dan de sobra para hacer teorías. También vemos cómo se va fraguando un romance a fuego lento entre dos seres muy diferentes con su propio pasado a cuestas.

Los personajes son geniales, tanto la pareja protagonista como el resto. Y todos tienen sus propios problemas y circunstancias. Algunos me han caído genial y otros me han resultado odiosos, pero los he encontrado muy bien perfilados a unos y a otros.

No acerté en mis teorías, en cuanto al malo malísimo, aunque luego vi que en realidad estaba bastante claro, y alguna compañera de lectura sí que lo supo ver. En otros temas sí que descubrí a tiempo por dónde nos iba a llevar la autora.

Bryce me ha gustado mucho, pero no he podido evitar enamorarme un poquito de Athalar, un personaje de lo más completo. Y Ruhn, el príncipe hada, es estupendo también.

La novela es adictiva, tiene mucha acción, un universo complejo y muy bien creado y hace que cueste para de leer. En algunos momentos se te encoge un poco el corazón al descubrir el pasado de algunos personajes, y también con su presente, sobre todo cuando no tienes claro cómo van a salir de los problemas en los que se meten.

Algunas compañeras tuvieron complicaciones para leer la primera parte porque se liaban con tanto ser extraño y personaje como hay, pero no ha sido mi caso. No he tenido problema alguno para centrarme y disfrutar de las aventuras de Bryce y Hunt.

Aunque se puede decir que el libro termina, queda aún mucho por saber y descubrir, y el final de infarto te deja con la miel en los labios. Por suerte ya tengo la continuación preparada para empezar. Os animo a darle una oportunidad a la novela, y espero disfrutar de la siguiente tanto como de esta.