El hombre aparece en el holoceno

La verdad es que no sé si he tenido mala suerte o si es que esta lectura es para otro tipo de lector/a, pero lo primero que me sale decir de ella es que no me ha gustado nada de nada.

Cuando estuve investigando un poco sobre autores/as nacidos/as en Suiza, me dejé llevar por la sensación de que Max Frisch podría resultarme interesante; y no dudo que otras de sus obras puedan serlo, pero me ha resultado bastante tedioso terminar este libro.

Durante su lectura iba haciéndome una sola e insistente pregunta: ¿de qué trata? Y aunque, al final, he podido quizá conectar algunos puntos que parecían aislados, sigo sin entender muy bien el cómputo total.

A ratos parece la historia de un anciano que poco a poco está sucumbiendo al olvido, pero durante otros momentos la historia parece la antesala de una catástrofe natural que puede ocasionar la desaparición del pueblo en el que vive.

En una especie de obsesión por recordar una serie de datos extraños y en principio poco relevantes con la acción del libro, el personaje principal (aunque en realidad es el único) llena las paredes de su casa con recortes de la enciclopedia. Estos recortes aparecen tal cual en el libro y este es uno de los motivos que ralentizan la narración. Una narración que, por otra parte, tampoco sé muy bien hacia dónde se dirige.

Sí que hay al final de la obra una parte que me ha hecho despertar un poco y es uno de los recuerdos del protagonista con su hermano, una escena que parece aportar algo de sentido al hilo narrativo, pero ¿es esto suficiente para salvar el balance de una obra que, como refleja el paisaje de la misma, es un precipicio frío e inesperado?

Siento que mis propias palabras están siendo inconexas, pero creo que ese hecho define con bastante precisión la impresión que me ha causado esta lectura. Una percepción que espero que mejore con la siguiente parada de este reto de lecturas por el mundo.

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