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Sandra, una okupa que vive con su pareja, comienza a experimentar extraños fenómenos desde el momento en el que se queda embarazada de Anita. A partir de entonces se irán sucediendo toda una serie de acontecimientos, que pondrán a prueba los límites de lo que es capaz de hacer una madre por su hija. . David Luna Lorenzo. Quédate con este nombre, si es que no le conocías aún, y con el de “Ponzoña”, porque estás ante una de las joyas de terror que vas a tener el lujo de leer y acunar en tus manos este año. Que esta novela corta, de 100 páginas, no te engañe por su extensión. La experiencia es tan intensa que, después de haber dejado reposar unos días esta reseña antes de escribirla, uno llega a la conclusión de que tiene el equilibrio perfecto. . Me alegra decir que he tenido que dejar el libro a un lado en dos ocasiones. La primera, para asimilar ciertas imágenes perturbadoras. La segunda, porque veía el cariz que estaba tomando la historia al llegar a su fin y mi mente recitaba “no, no, no”. Personalmente, una de las sensaciones que me causan más pavor en el cine y la lectura, es saber qué va a suceder, visualizarlo perfectamente, y sentir la impotencia y la rabia de que no puedo hacer nada. Es una angustia constante. Y aún así, el final de esta novela te sorprende, dejándole a uno ese sabor de boca que tanto nos gusta a los amantes del género. . “Ponzoña” es una historia de amor perversa, muy perversa. Gira en torno a uno de los sentimientos más fuertes y sagrados: el amor de una madre por su hija sobre todas las cosas. David Luna retuerce esos sentimientos hasta que se te encoge el corazón, y tu única salida será abrazarte al terror y seguir leyendo, o lanzar el libro contra la pared, gritar, desahogarte y recogerlo después porque tienes que saber, necesitas saber, cómo continúa todo. . Tienes que leerlo. “Ponzoña” es experimentar en tus carnes el misterio del mito de la caverna: uno sale transformado. Una historia donde el demonio está en los detalles, y está plagada de ellos. Especialmente a las 3.33 de la madrugada. |
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