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Se trata de una segunda parte así que os recomiendo leer la reseña de la primera si todavía no lo habéis hecho. No hay nada nuevo que añadir en cuanto a la pluma del autor; mantiene su estilo y nos vuelve a traer una obra ágil y dinámica, con gran cantidad de diálogos y escenas muy visuales. La historia empieza justo en el punto en el que la dejamos en el libro anterior, metidos ya de lleno en el meollo. En lo que realmente nos interesa. Y a partir de ahí, es un no parar. Si el primer libro ya me gustó, este segundo sube el listón. Más intrigas, más suspense y más tensión pero también más respuestas, que es lo que estábamos deseando. Por fin las piezas empiezan a encajar, ¡y lo hacen a lo grande! Aparecen nuevos personajes creados con el magnífico patrón que ya veíamos en la primera parte: personajes imperfectos y reales, muy diferentes entre ellos, con un pasado que se nos va desvelando poco a poco y que nos explica por qué son como son. Todo esto, por supuesto, sin dejar de lado a los personajes del primer libro, a los que tenemos el placer de seguir acompañando en su aventura. En resumen: una gran novela de ficción contemporánea, rebosante de misterios a resolver y que se va alejando del corte policial acercándose, poco a poco, a esa vertiente un poco más de “ciencia ficción científica” que, personalmente, me está conquistando por completo. ¡Una trilogía que va in crescendo y de la que estoy deseando descubrir el final! |
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