En este libro recorreremos junto a un padre y su hijo el camino de vuelta a la infancia, a disfrutar de las pequeñas cosas, a pararse a observar, a dedicar tiempo a los nuestros, a curiosear y a explotar la imaginación que todos llevamos dentro y ver de una simple caja, infinidad de posibilidades. Ha sido una lectura cortita pero muy bonita dónde iremos viendo mediante ilustraciones sencillas esta historia entre padre e hijo y como ven cada uno el mundo y como nos hace ir reflexionando sobre el tiempo que realmente desperdiciamos siempre sólo pendientes a los problemas, al trabajo y demás y no dedicando siempre que se puede un rato a disfrutar de la vida. Un libro ideal, sobre todo ahora que cada vez parece que la vida va más deprisa y que nos recuerda que a veces, simplemente hay que parar y observar. |