Mi querida favorita

Aquí nos encontramos con una novela en la que al inicio me sentí de lo más asqueada. Sentimientos de un adulto (muy adulto) hacia una niña (bastante niña). Literalmente leía con expresión de asco en la cara. A medida que avanza la historia, la forma de narrar al estilo monólogo lleno de divagaciones pronunciado en voz alta para uno mismo solamente, sin puntos, en casa frase. En cada frase magistral. En cada página, varias veces, me sorprendía releyendo ciertos pasajes porque sonaban realmente profundos y hundiéndome poco a poco en ellos, en los personajes. En Kurt, incluso, pero sobre todo, en Mi querida favorita. No sólo llega a ser la favorita de él, también la tuya propia. Una favorita a la que destrozas a conciencia con pena pero con lujuria y deseo de continuar. Toda la novela es una locura, en general. La demencia que se lee entre líneas, la desesperación ya desolación que hay por todas partes, que lo llena todo.
Una obra maestra difícil de definir, e incluso, de comprender. Reconozco que no he podido leerla deprisa. No como con otros libros. Me ha costado unos días porque además de la estructura del libro, como ya he dicho antes, sin puntos, solamente con comas, también he necesitado tragar cada página poco a poco. al principio, no pasaban garganta abajo, a mitad, costaba pero las digería y al final... al final de nuevo me he encontrado con que la bola era demasiado grande para tragar. Es una novela que tienes que ver a dos, tres e incluso cuatro bandos si incluimos la posición del lector.
Merece mucho la pena pero es un libro para leer pausado, no para devorar con ansia.
Me dejará mucho tiempo dando vueltas a la situación sin sacar nada en claro.