El refugio de Sandrine

Sandrine sabe que algo raro pasa cuando llega a la isla en la que vivió su abuela toda su vida -esa abuela a la que no conoce y de la que tiene que ir a recoger sus cosas después de su fallecimiento-. Los lugareños, aquellos que llegaron a finales de la Segunda Guerra Mundial para llevar adelante un campamento para los niños afectados por la guerra, le ponen la piel de gallina. El tiempo es cambiante, el viento le habla y la sensación de claustrofobia es constante. Incluso cuando Sandrine aparece en una playa llena de sangre de otra persona, balbuceando sobre el Rey de los Alisos, no tendremos ni idea de la aventura que nos espera. Cruda y trágica. Los refugios son poderosos, la infancia fascinante y este es un thriller psicológico que se bebe de un sorbo: ¡un libro al que no le sobra ni una coma!

Un misterio bien construido, una historia donde nada es al azar y un autor que juega con nosotros como quiere. Todo lo que os contase sobre la trama a partir de aquí desvelaría la esencia así que… disfrutadlo, poco a poco, ¡cada detalle importa!
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