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Un amor de verano puede durar el tiempo que tarda en escurrirse una larga y calurosa tarde estival. Acompañada con el roce del mar, caprichoso y juguetón. Con las risas de los que llenan una orilla costera. Las palabras y miradas alternadas. Pero eso... solo un verano, ni siquiera varios, solo ese en el que el corazón se expande con el cariño mutuo profesado, que muere con la conclusión de la estación. Solo que, en ese amor de verano, hay muchos corazones en juego. Muchas manos y muchas miradas. Muchas historias que se quedaron sin contar hasta que ya es tarde, hasta que el corazón henchido explota en un millar de astillas destronadas. Alba ha vuelto a Varela después de cinco años para cuidar de su abuelo, enfermo con alzheimer y cuyos recuerdos se van escurriendo por el sumidero en los días malos. También vuelve al cúmulo de recuerdos que compartió con tres chicos el último verano que pasó ahí, tres chicos tan distintos con quienes cada una de sus historias forman una algarabía de sentimientos distintos. ¿Quién se enamoró y quién rompió el corazón de quién? Alba me ha gustado en su evolución. No es la misma chica que acaba la novela y la que pone el pie en Varela. Eso me ha encantado. Enol no, Enol es un chico que pertenece al mar y... ya. Me recuerda a los protagonistas de «Te espero en el fin del mundo»: donde la chica arrasa con su personalidad y el chico... bueno, se confunde con la rutina de los días. Enol me ha aburrido y ya ni siquiera puedo poner como excusa que Alba se coma el escenario; Alba es una chica con aspiraciones confusas y en busca de lo que realmente quiere hacer, su vida no se sacude como una marioneta, aunque a veces se escape de su control. Enol es sin más, como un paréntesis, una sombra, un punto y seguido, una ola que se confunde con la siguiente, ni muy alta ni muy baja, sin más. Creo que, por eso, su relación me ha sabido a poco. Solo un ruido de fondo en el que dos personas que se hicieron daño se reencuentran y se reconocen. Lo que sí me ha conquistado es la historia del pasado del abuelo Pelayo. Apenas se cuenta de fondo, especialmente a través de la voz del mar, pero se ha comido todo. al haberlo leído en audiolibro ha habido un detalle en la forma de narrar que casi podría llamarse spoiler porque, desde el primer momento, ya me veía venir el spoiler... pero no me ha importado. Básicamente porque la historia te hace dudar y, si soy sincera, me hubiese decepcionado si no hubiese pasado como creía. La historia del pasado tiene sabor a nostalgia, a cuentos de época y fotografías en sepia. Está contada en voz baja con lo que pudo haber sido y no fue. De este libro, me quedo con Alba y con la historia de Pelayo. |
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