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¿Recuerdas lo que dije sobre que "Danza de Espejos" era el libro de más llorar de la saga? ¡Te mentí! Prepárate para llorar a mares con este libro, y no me odies por ello. Si después de los acontecimientos de Danza pensaste que ívamos a volver a un estado de "ha salido todo bien", "no ha pasado nada" es que aún no conoces la vena sádica de Bujold, a la que parece que le gusta meter a sus personajes en problemas siempre que puede. A pesar de todo, no sólo es un libro triste, si no también es MUY emotivo. Te deja llorando de pena, pero también te hace ser consciente de cuánto te has encariñado con los personajes de la saga, incluso con los secundarios. Y de cómo, a su vez, esos personajes se tienen cariño entre sí, a pesar de que parece que tienen una relación meramente profesional, o de que tienen que guardar las apariencias y el protocolo de la sociedad Vor, tan poco dada a las muestras de cariño y camaradería. En este caso la trama más que en una aventura se centra en la investigación de un posible complot, con Miles en su punto más bajo y depresivo; y temiendo estar paranoico y a punto de perder la cabeza. Pero ojo, no todo es malo. En este libro volvemos a contar con la presencia de Iván (del que lamentablemente os he hablado poco en ocasiones anteriores) pero que tiene algunas de las frases y reacciones más divertidas de la saga (por lo menos hasta ahora) y también se ve algo del galanteo y romance que parece habíamos dejado atrás en Fragmentos de Honor y Barrayar. Un cóctel que llega directo a la patata. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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