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Esta novela de ciencia ficción juvenil empieza fuerte: La autora, Raquel Lobato, sitúa al lector en el escenario futurista en el que se desarrolla la historia, exponiendo los cambios (principalmente tecnológicos) que se han dado en la Tierra. La historia de Brooke, la protagonista, comienza manteniendo en vilo al lector, pero poco a poco va perdiendo fuerza. Las faltas de ortografía y gramática, así como el uso de palabras que intentan ser cultas, dificultan en ciertos puntos la lectura de la obra. Las escenas previsibles y el lento transcurso de la mayor parte de la historia han acabado por aburrirme, así como el brusco y precipitado final, que deja intuir que la autora plantea una continuación. Se nota que Raquel ha tratado de dotar a su novela de un registro culto, que hace que al público adolescente (que es al que va dirigida la novela) le pueda resultar complicado comprender la totalidad de la historia. Algo que contrasta con las frases simples y de un lenguaje más coloquial que se intercalan en la obra. En cuanto a los personajes, diré que no termina de convencerme la forma simple en la que están construidos. Brooke es demasiado perfecta: Grandes dotes físicas, muy guapa, un cuerpo de modelo y una inteligencia impresionante. Sin embargo, recurre a tener que mostrar el escote para distraer a los hombres y lograr así vencerles. ¿Es en serio la imagen que quiere dar la autora a las adolescentes? ¿Tenemos que seguir enseñando nuestro cuerpo y teniendo que ser hermosas para gustar a los hombres? Personalmente, me siento ofendida con este tema. En cuanto al resto de mujeres (a excepción de Cinthia, madre de Brooke y a la que a penas se le da importancia en la obra), son exageradamente simples. Son los hombres los que demuestran inteligencia y sentido común. Parece que las mujeres solo valemos para vestir trajes y cocinar (y ni eso, ya que los robots lo hacen por ellas). Y el hecho de que la autora sea mujer, y de esta imagen, me ofende y enfada. Los protagonistas masculinos, Russel y Hyrokin, están enamorados de Brooke, a la que apenas conocen. A ella parecen gustarle los dos, aunque realmente no hace caso a ninguno. El triángulo amoroso solo está en la cabeza de ambos chicos. Hyrokin espía a Brooke y ella, al descubrirlo, no solo no se enfada, sino que se siente halagada y se hace amiga del chico. Russel la controla en el IAR, pero ella ignora sus atenciones. Y, ¡oh, sorpresa!, ninguno de ellos puede estar con Brooke por prohibición de sus respectivos padres. En resumen: Esta no es una obra que recomendaría leer debido a su previsibilidad, simpleza y al mensaje subliminal que transmite. Sí diré a su favor que tiene ideas originales, dentro del estilo futurista, y que hay partes que realmente atrapan al lector. |
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