Te daré la tierra

De pequeño me gustaba abrir un diccionario por cualquier página y leer las definiciones.
Lo que más recuerdo es la inmensidad de palabras desconocidas, y muchas de ellas olvidadas que tiene la lengua castellana y con las que no me volví a cruzar hasta que llegó a mis manos Te daré la tierra.

Si de algo peca, y en exceso, Chufo Llorens es la infinita colección de palabras en desuso.
Incluso, en este alarde de arcabucería lingüística, a veces da la sensación de que algunas, están metidas con calzador.

Basada en el personaje histórico Ricard Guillem (representado en la novela por Martín Barbany) Llorens nos sitúa sin meterse en charcos regionalistas (esto va por ti amigo Falcones) en una Barcelona del siglo XI desde el punto de vista del romanticismo de la época.

La novela, algo pesada en su comienzo, va creciendo de forma pausada convirtiéndola en una lectura cómoda y entretenida.

El autor da prioridad al entorno, a las costumbres, forma y estilo de vida, en detrimento de ahondar más en los personajes, dejando algunas dudas en el aire, en especial con la condesa Almodis de la Marca y las "profecías " del enano delfín.

Sin embargo está maravillosamente escrita (excesos lingüísticos incluidos) con una narrativa exquisita y pequeños rodeos que lejos de entorpecer la historia, la engrandecen.

Más allá del hilo argumental, de amores, corruptelas, odios y venganzas (que no están mal) el mayor valor, y siempre a mi juicio, es la ambientación medieval tan precisa, casi quirúrgica, que sumada a la extraordinaria prosa del autor, logran un texto enriquecido en cultura, tradición, calcio, omega3, vitamina b12 y placer en letras para mis sentidos.

Primera novela que degusto del autor catalán que me deja muy buen sabor de boca y ganas de seguir investigando en su obra.
No me desgarran, pero sí me enamoran sus letras.