Otras veces, llegaba la princesa y decía: - No tengo nada que ponerme. El rey la miraba asombrado. - ¿Cómo que no? - le decía. Iba con ella a sus habitaciones y abría un armario, dos armarios, veinte armarios... -¡Aquí hay por lo menos diez mil vestidos! -¡Pero son viejos, están pasados de moda! - gritaba Altacuna -. La novia del rey debe ponerse siempre vestidos nuevos. |