Una lectura diferente de las que suelo hacer y me ha sorprendido. En un pueblo, más bien un pueblucho castellano, el ambiente es irrespirable, opresivo, claustrofóbico, debido a los odios antiguos, rencores, a los secretos por todos conocidos y la cerrazón mental que convierten las vidas de los habitantes en una sucesión de venganzas y comportamientos irracionales. Mientras, testigo obligado, un joven maestro recién llegado sufre esta situación sin poder preguntar y siendo siempre sospechoso por ser de fuera. Aunque en ocasiones la manera de narrar hace un poco enrevesado seguir la trama, es una historia que te atrapa.
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