Pippi Calzaslargas

Pippi calzaslargas, creada por Astrid Lindgren en 1945, ha sido siempre, desde pequeña, mi personaje femenino favorito.

Pippi es una niña de 9 años que sabe cuidar de sí misma, que brilla por su fuerza, independencia e ingobernabilidad, que va con un mono al hombro, tiene un caballo, una autoestima de hierro y sus propias reglas. Es excéntrica, soñadora, alegre, rebelde y divertida. Me fascinó de pequeña y me sigue fascinando ahora. Porque en una época donde las princesas Disney eran rescatadas por príncipes salvadores, Pippi Calzaslargas llegó para recordarnos que las mujeres somos capaces de cuidar de nosotras mismas y que no hay nadie mejor ni más capaz para hacerlo. Que poco importa lo que piensen los demás de nuestra manera de ser o de vestir, si uno se encuentra bien consigo mismo.

El libro fue censurado en varios países, también en España durante el Franquismo, por considerar a la pequeña demasiado “antipedagógica”, y es que Pippi Calzaslargas derribó todos los estereotipos de género ya que no cumplía con el estereotipo tradicional femenino ni con ningún convencionalismo.

Me parecía buen momento para retomar la historia de una niña que no se deja amedrentar ante nadie, y es que una siempre busca parecerse a sus personajes favoritos.