El último verano antes de todo

“El lugar seguro que se te olvida al crecer porque, de pronto, lo ves ridículo. Cuando lo que es ridículo es olvidar lo seguro que te encontrabas allí dentro”

“El último verano antes de todo” ha sido, sin ninguna duda, la mayor sorpresa que me he llevado este año. Iba sin ningún tipo de expectativa y, ya al poco de comenzar a leer, supe que iba a ser una de mis lecturas favoritas del año. ¡No sé si seré capaz de hacerle justicia con esta reseña! 😅

Ismael, un director de cine frustrado por un fracaso profesional, debe regresar a Laguna, el pueblo de su infancia del que huyó en cuanto pudo, para despedirse de su madre enferma. Allí deberá enfrentarse a todo aquello que dejó atrás hace 18 años, rememorando el verano del muerto, verano que cambiaría su vida y la de sus amigos para siempre.

La narración se desarrolla a dos tiempos, entre el presente y el verano del 2000, momento en el que Ismael y sus amigos soñaban con volar lejos de Laguna para iniciar su vida adulta y cumplir sus sueños de juventud, sueños que se vieron truncados en parte por la muerte ocurrida en el pueblo ese verano y que marcaría sus vidas. Esa muerte, y descubrir lo que realmente ocurrió, constituyen el misterio de fondo de la historia pero, en mi opinión, el verdadero motor de la novela son las historias humanas que hay detrás de los personajes.

Los personajes están perfectamente construidos. Se sienten como personas reales y presentan rasgos fácilmente reconocibles, haciendo que resulte muy sencillo identificarse con alguno de ellos. Quizá sea esto lo que hizo que me implicase tanto emocionalmente durante la lectura. Resulta imposible permanecer impasible y no sentir rabia, tristeza o compasión ante muchas de las cosas que les ocurren. El viaje que experimenta Ismael, con ese paso de la niñez, desprovista de preocupaciones, a la vida adulta, con sus múltiples decepciones, podría ser el de cualquiera de nosotros. Ismael, Natalia, Raúl y Zapata son personajes que permanecerán conmigo durante mucho tiempo.

“El último verano antes de todo” tiene una narración íntima, sencilla y cercana, pero que resulta tremendamente potente. Está escrita con una gran sensibilidad e, incluso en los momentos de mayor crudeza, se puede percibir ese pequeño rayo de esperanza. La escena que describe la muerte de uno de los personajes es de las más duras, y a la vez más bellas, que haya leído nunca.

La historia plantea interesantes reflexiones acerca del dolor (propio y ajeno), la culpa y el perdón (muchas veces somos los primeros que debemos aprender a perdonarnos a nosotros mismos). Las conversaciones entre Cati e Ismael, madre e hijo, me rompieron por dentro, con algunas frases que me provocaron un nudo en la garganta y me encogieron el corazón (es pensar ahora en ellas y se me pone la piel de gallina).

“El último verano antes de todo” es una novela muy personal, con tintes autobiográficos, acerca de la nostalgia de la infancia, retrotrayendo al lector a esos veranos de su niñez, y de los sueños de juventud, sueños que en ocasiones se quedan por el camino, y otras, una vez cumplidos, te hacen ver que no eran lo que habías imaginado. Así mismo, es una historia acerca de la familia, la amistad y el amor, y de los sacrificios que implican estos en ocasiones, sirviendo de homenaje a todas esas madres que renunciaron a sus sueños para dar un futuro mejor a sus hijos.

Emotiva, cruda, tierna, dura…”El último verano antes de todo” es una historia que te removerá por dentro y que permanecerá en tu memoria mucho tiempo después de haber llegado a la palabra FIN.