No me ha gustado tanto como esperaba y me da mucha pena pensar que parte de la culpa la tienen las erratas de la traducción. Resta también el ritmo de la narración, demasiado lento e introductorio, especialmente en la primera mitad donde la historia llega a parecer repetitiva. La protagonista, Shiori, tampoco ayuda en esa parte, porque es muy cría al principio, algo insoportable y demasiado impetuosa. Pero al menos va madurando conforme la van golpeando las circunstancias. Me habría gustado ver más a Seryu, el dragón, pero es de imaginar que queda para la segunda parte de la bilogía. Lo mejor, sin duda, los puntos cómicos que aporta Kiki y la historia de la madrastra. |