El hielo de mis venas

Me he llevado una decepción con esta segunda parte, no os voy a mentir. Cuando supe que Mike iba a escribir sobre Darío, uno de los chicos que acosaba a Óscar y lo trató fatal, encima teniendo en cuenta que era uno de sus mejores amigos antes de que todo pasara, me hizo ilusión, porque pensé que este libro me ayudaría a entenderlo, y en parte ha sido así, pero no lo suficiente.
Mi principal problema es que el libro me ha parecido igual al anterior. La verdad es que hace años que leí El fuego en el que ardo, así que me sorprendió notar tanta similitud, teniendo en cuenta el tiempo que había pasado. Los sentimientos de uno y otro protagonista me parecieron los mismos, los capítulos tampoco contaban nada nuevo... Obviamente, hay cosas nuevas, como el saber verdaderamente qué siente Darío, si se arrepiente de las cosas que ha hecho, en qué piensa cuando ve a Óscar en clase, etc. Pero no he notado que el autor le dé un toque nuevo o un desarrollo especial al protagonista, más bien he sentido que se plantea hacer las mismas cosas que Óscar, como cortarse, aunque luego no lo haga porque según el es un cobarde (yo más bien vivir lo veo de valientes, pero bueno) o pensar que nadie lo va a aceptar. Que entiendo que cada uno tiene su forma de vivir su sexualidad y dependiendo de su entorno puede pensar unas cosas u otras, reprimirse a sí mismo e incluso hacer cosas que te convierten en un monstruo y tú lo sabes, pero lo haces con tal de ser aceptado socialmente; pero he visto que los sentimientos de Óscar y Darío al final son los mismos, solo que lo exteriorizan de manera diferente: Óscar se hace daño a sí mismo y Darío hace daño a los demás, destruyéndose a la vez a sí mismo. Justamente por eso me hubiese gustado ver algo más en él, algo más marcado de este personaje y no tanta similitud con lo sucedido anteriormente.
Me ha gustado que en este libro se dé importancia a la necesidad de un psicólogo. Es necesario normalizar ya que asistir al psicólogo no te convierte en un loco, ni mucho menos. al igual que hay que cuidar nuestra salud física, también debemos cuidar la mental, y estos profesionales siempre nos ayudarán a encontrar la paz que tanto necesitamos y el equilibrio, el entender lo que sentimos y aprender a canalizarlo. Creo que dar visibilidad a este tipo de situaciones ayuda a que normalicemos que está bien sentirse mal a veces y que si necesitamos ayuda, no tengamos miedo a pedirla.
Este libro vuelve a contar con páginas en negro, que nos narran pesadillas que tiene Darío. Estas partes yo, sinceramente, las hubiera quitado, porque se me hicieron muy repetitivas y no aportaban casi nada. Sé que el autor quiso relacionarlas con la evolución del protagonista, pero a mí me aburrían e incluso las leía con rapidez porque eran todas casi iguales. Posiblemente con un par de ellas habría bastado, pero son demasiadas para lo poco que nos muestran.
También me pareció bastante innecesario el papel de Pablo. Es un chico que aparece y ya se hace unas ilusiones impresionantes con respecto a Darío, ofendiéndose por cosas cuando en realidad no tiene nada serio con él. Entiendo que el autor quería transmitir el daño que podemos hacer a las personas cuando no sabemos lo que queremos, o cuando las "utilizamos" cuando las necesitamos para algo y luego pasamos de ellas. Pero creo que las reacciones de este personaje son exageradas y sus apariciones son contadas, así que su parte de drama me importó más bien poco.
Ha habido una parte que me interesaba especialmente, porque esperaba que nos proporcionara más detalles sobre lo que ocurrió entre Óscar y Darío aquel verano, que fue el desencadenante de lo que sucedió después. Es verdad que nos han aportado más escenas, pero no he notado que mi curiosidad se haya visto satisfecha del todo. La verdad es que esperaba más chicha en esta parte.
Eso sí, me ha encantado la relación que tiene Darío con su abuela y su perro, son maravillosos juntos y protagonizan escenas entrañables. Tienen un vínculo muy fuerte. También me ha gustado Marta, una chica de la clase de Darío, que es muy comprensiva y lo apoya mucho en situaciones difíciles, animándolo a ser valiente.
En fin, en conclusión, El hielo de mis venas es un libro que no me ha disgustado, pero tampoco me ha gustado del todo. Se ha quedado a medias de lo que pudo ser, dándonos información pero no la que yo esperaba, con varios capítulos que se me han hecho repetitivos y similitud con su primera parte. al menos yo lo he sentido así, sé de gente que ha disfrutado muchísimo de esta lectura y que le ha encantado poder comprender por fin a Darío. Así que si os llama, no os echéis atrás.
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