¡Lo he devorado! No podía soltarlo, no podía dejar de leer. El hielo de mis venas nos cuenta una historia que ya conocíamos de El fuego en el que ardo, pero desde el punto de vista de Darío, la otra parte implicada. Y me ha flipado conocer su visión y ponerme en el lugar de él. He logrado conectar muchísimo más con Darío que con Óscar y, quizá por eso, esta «segunda parte» también me ha gustado bastante más que la primera. Tiene algunas cosillas que no me han convencido del todo, no tanto por el fondo, sino por la forma, pero las buenas, esas que me han encantado y me han estrujado el corazoncito, ganan por goleada. Le he cogido tantísimo cariño a Darío que, una vez terminado el libro, me cuesta desprenderme de él. |