Un héroe de nuestro tiempo

'Un héroe de nuestro tiempo' se suele presentar como el perfecto ejemplo del paso del romanticismo al realismo en la literatura rusa. Y razones no le faltan: el protagonista de la novela, Pechorin, parece sacado de las antiguas historias de aventuras y leyendas, en las que la valía del héroe se demostraba en el campo de batalla o en el espacio de duelo. Su pasión es desmesurada y su individualismo no le permite analizar el entorno con una mínima empatía. Sin embargo, este personaje parece despedirse conscientemente de un movimiento literario que estaba llegando a su fin, y poco a poco empieza a ahondar en su propia psicología, tal y como Dostoyevski haría posteriormente en sus obras. En un momento dato, el autor ofrece una magistral introspección de Pechorin, que confiesa “hago memoria de todo mi pasado e, involuntariamente, me pregunto: ¿para qué he vivido? ¿Con qué fin nací?”. Este análisis interno da la bienvenida a un nuevo movimiento que dará luz a varios de los mejores escritores que ha ofrecido la literatura rusa.

Esta introducción es necesaria para poder entender, más que la calidad o la brillantez de la obra, su utilidad en cuanto a experiencia lectora. 'Un héroe de nuestro tiempo' se divide en cinco cuentos que narran las aventuras de Pechorin, que empieza como un personaje enigmático a ojos de hombres y mujeres que se cruzan en su vida, y acaba como narrador protagonista que evalúa sus acciones pasadas y las consecuencias de sus actos. Las aventuras no faltarán, pues la novela está repleta de hazañas en las que se describen duelos, raptos, espionajes y traiciones.

Sin duda es una novela agradable de leer. Los pasajes en los que se describe la geografía de la zona son breves pero maravillosos. Te traslada directamente a esos macizos montañosos que recorren lo que ahora sería la frontera entre Georgia y Rusia, y sientes en tu propia piel la crudeza temporal y la dificultad del terreno. Lérmontov no fue un genio de la literatura (es una lástima que siempre se le tenga que comparar con sus coterráneos), pero sus descripciones son tan sencillas como eficaces, y ofrecen al lector una imagen conceptual clara sin que decaiga el ritmo de la novela.

Pese a esto, la trama de los relatos tiene que mantenerse a la altura de su envoltorio para poder hablar de una novela redonda. Ésta no lo es. Mi principal problema es que considero que el formato de relatos no le sienta bien, pese a que al final se pueden valorar como si fuesen un rompecabezas con piezas individuales que hay que saber unir. La historia de Pechorin es transversal, pero sus aventuras resultan tan breves que no soy capaz de sentir empatía por el personaje. Aquí la clave quizás se encuentre en esa transición del movimiento literario ruso: se mueve entre la novela psicológica y la novela de aventuras con cierta torpeza. Ni profundiza en la primera ni sorprende en la segunda. Y es una lástima.

Lástima porque la literatura rusa tiene a grandes genios en su podio. Pero su calidad y valor son innegables. Los cambios de narrador resultan ingeniosos, como si fuesen una cámara que, lentamente, se va acercando a Pechorin para evidenciar su verdadero yo. El propio protagonista tiene una profundidad muy interesante, puesto que ya desde el título se fuerza su concepción de héroe, que en algunos momentos puede parecer incluso irónico. 'Un héroe de nuestro tiempo' tiene muchos destellos de brillantez y, sin embargo, me quedo con la sensación de que el potencial ha superado al producto.