1, 2, 3...¡Culos!

“1,2, 3… ¡culos!” es un original e impactante relato infantil, no por su contenido en sí sino por el mensaje que transmite a los más pequeños; la diversidad de cuerpos a través de una visión respetuosa y sin prejuicios.
Annika Leone y Bettina Johansson se unen para dar vida a Mila, una niña que, a partir de una situación de lo más cotidiana, con la que es fácil de sentirse identificado, consigue cambiar la perspectiva sobre el cuerpo humano, el físico y todos los estereotipos sociales establecidos hacia la perfección y la belleza.
De lectura sencilla, el relato cuenta con una narración accesible para los más pequeños, frases cortas y mensajes directos, sin embargo, en mi opinión, presentan algunas veces un lenguaje un tanto coloquial para los pequeños. Con esto no quiero decir que sea algo negativo, sino que más bien es un aspecto a tener en cuenta en función de la edad del niño o del tipo de vocabulario que se le quiera facilitar.
Además de la aceptación y la normalización del cuerpo humano en todas sus formas, colores, tamaños y edades, las autoras también trabajan la ausencia de diferenciación de objetos por géneros, la fuerza que tiene el amor para conseguir lanzarnos hacia nuevos retos, la superación de los miedos y el aprendizaje de la empatía hacia los demás desde la infancia.
Los dibujos son de los más originales, desenfadados, sin rasgos de ternura; la forma de los personajes se acentúa tratando de romper con los moldes perfectos.
No destaca por sus tonos pastel, sino que, al contorno combina tonalidades vivas con otras más oscuros creando composiciones muy contradictorias y llamativas.
Me resulta de lo más excéntrico el modo en que se muestran los cuerpos desnudos con detalles y diferencias claramente expuestas a partir de la igualdad y el respeto. Especialmente resulta curioso debido a la ausencia de este tipo de ilustración y contenido en los libros infantiles.
Personalmente, considero que este relato rompe con los moldes de la concepción de la literatura para niños, así como la idea de que existen ciertos tipos de contenidos vetados para ellos, pues “1, 2, 3… ¡culos!” es un claro ejemplo de cómo una historia divertida, cercana y cotidiana tiene la capacidad de tratar temas tan necesarios, profundos y actuales como la diversidad corporal, la aceptación y el respeto acercándolos a los intereses de los niños y manejándolos con completa normalidad.
Por ello recomiendo abiertamente este libro en todas las bibliotecas y espero con gran deseo tener la oportunidad de leer la segunda parte de esta agradable historia.