Con el agua al cuello

Me reencuentro con Guido Brunetti, comisario de la prefectura de Venecia, sensible, melancólico y culto que disfruta de la lectura de los clásicos y del buen comer.

De la mano de Brunetti la dama de la novela negra mediterránea, Donna Leon, nos adentra en la Venecia de la pestilencia de los canales, los palacios decadentes y los turistas omnipresentes; nos descubre rincones ocultos al turista de su tierra natal y nos lleva a la reflexión sobre el poder del estado, la ecología, la inmigración o tráfico de personas, la burocracia, en fin, los problemas de corrupción de su Italia actual aplicables a otros Estados.

En esta lectura, Benedetta Toso, enferma terminal en el Ospedale Fatebenefratelli, solicita hablar con un policía, a ser posible mujer, para contar algo que no quiere llevarse a la tumba. Brunetti junto a la commissario Claudia Griffoni atenderán esta solicitud y serán las pocas frases sueltas de Benedetta antes de morir el filo hilo que los conducirán a la oportuna muerte de Vittorio Faldato, marido de la fallecida, y la empresa privada encargada de vigilar la calidad del agua en Venecia, Spattuto Acqua.

Contarán con la inestimable ayuda de la signorina Electra (qué mona va esta chica siempre!) cuyas habilidades informáticas le permiten saltarse alegremente las barreras burocráticas de empresas y organismos oficiales.

La elección de esta lectura, crítica y poco refrescante por el calor que pasan los personajes que me lleva a beber agua de tanto en tanto, ayuda el calor que estamos soportando también, responde a la premisa de contener la palabra "agua" en el título. Así, con El agua al cuello supero parte del reto "dos libros al mes"! ✌