Brillo

Madre mía. Esta es una novela dura, impactante y... un despropósito totalmente inquietante.
Estar viendo desde fuera la nula autoestima de Edie y no poder hacer nada al respecto, eso sí es un despropósito total.
Me pregunto ¿ella qué buscaba exactamente? Solamente ser alguien, me da la impresión. Sentirse alguien.
Encontraremos tantas cosas malas en este libro que asusta. Asusta ver que todo es real y todo puede vivirlo una misma persona, que es viable aunque moralmente inaceptable. Racismo, mucho, muchísimo. La falta de recursos económicos y la precariedad que eso supone. Y mucho más.
Después de haber juzgado, o no, a Edie durante toda la novela, creo que no ha sido suficiente. Creo que como crítica social está genial puesto que es inadmisible que esto siga ocurriendo en la época en la que vivimos que se llena la boca con la diversidad y su aceptación pero, por otro lado, no he encontrado nada más allá de eso.
Me ha faltado profundidad puesto que no he sentido que a Edie realmente le importara su propia vida y modo de existir pero, en contraposición, tampoco he notado lo contrario. Quiero decir, no he sentido esa plenitud de las personas que quieren seguir viviendo pero tampoco el vacío que tienen las que no. No sé si es que no he sabido conectar con ella pero no he empatizado en demasía.
De todos modos, es un libro que recordaré, lo cuál, muchas veces, ya es mucho. Me ha marcado la profunda falta de autoestima de Edie y a lo que esto mismo la arrastra.
Si buscáis una crítica social, este es vuestro libro. Totalmente.